José Alejandro Vara-Vozpópuli

El efusivo manoseo de Yolanda Díaz al prófugo Puigdemont en Bruselas abrió el lunes la nueva temporada política nacional, el curso de todos los horrores. Coincidió con una nueva representación de la farsa Mentiras encadenadas a cargo de Pedro Sánchez en la platea del Ateneo, antaño ágora de republicanotes y masonazos y ahora pesebre de zurdísimos hiperventilados. La vicepresidenta en funciones negociaba con su anfitrión una amnistía inconstitucional (que 24 horas después concretó el enfebrecido separata) mientras su jefe de filas disfrazaba la legitimización del delincuente con expresiones tan elogiosas como «una postura noble», «audacia política», «pasar página». Nada nuevo en esta «España multinivel» salvo lo ambicioso de la meta. Hemos pasado del indulto y la sedición al cambio de régimen, de la excarcelación de Junqueras y su cuadrilla a la demolición de la Carta Magna. Lo escrito por Gaziel en 1931: «Si me preguntasen cual ha sido a mi juicio la causa de la caída de la Monarquía, con la mano en el corazón respondería sin vacilar: Cataluña».

La condena está fijada en tan sólo cuatro años, cuatro legislaturas, apenas una anécdota en la historia de nuestra democracia. Pero hay que vivirlo

Lo más parecido a cuanto se nos viene encima es la visión que del infierno tenía Chateaubriand: «El infierno es la eterna recreación de un hecho, privado de toda posibilidad de convertirse en pasado». Es decir, un bucle interminable, un tormento sin fin. No hay que ser derrotistas. La condena está fijada en tan sólo cuatro años, apenas una anécdota en la historia de nuestra democracia. Pero hay que vivirlos. Y padecerlos. Imagínense cuatro años obligados a ver, sin pausas, la filmografía completa de Almodóvar. He aquí un leve repaso de algunos de los momentos más crueles que será preciso soportar en este cuatrienio infernal que se nos viene si alguien no lo remedia.

-Cuatro años más de odiosos monólogos del gran narciso, como el de este lunes en el Ateneo, atiborrados de incontables falsedades, mentiras mezquinas, rencores venenosos, calumnias malignas y otras perfidias tan características del personaje.

-Cuatro años más de ensalzamiento y entronización de las ideologías disolventes, xenófobas, reaccionarias, supremacistas y criminales que pasarán a dirigir la línea de acción del Gobierno.

-Cuatro años más de progresiva corrosión de los principios básicos de la educación en libertad, hasta convertir nuestras aulas en centros de doma y adoctrinamiento de obedientes borreguillos con un futurno menos honorable que Patxi nadie..

-Cuatro años más del empobrecimiento vertiginoso de nuestra realidad económica, con particular incidencia en la persecución y castigo de una clase media que apenas logra un respiro para sobrevivir.

-Cuatro años más de arrebatos dialécticos de la ministra portavoz (si sigue en el cargo) contra la oposición democrática desde la sala de prensa del Consejo de Ministros.

-Cuatro años más del trato despreciable y dañino a las Fuerzas de Seguridad por parte del titular de Interior (si sigue en el cargo).

-Cuatro años más de las mentiras sonrojantes de la titular de Defensa (si sigue en el cargo) sobre asuntos del ámbito judicial, del que procede, como sus ilustradas falsedades en torno a la legalidad de la amnistía, igual que en su día se mostró pro-indultos y anti-rebelión.

-Cuatro años más de ininteligible verborrea de la titular de Hacienda (si sigue en el cargo) para justificar la insoportable carga impositiva sobre el malherido contribuyente al efecto de financiar a millones de corsarios, apandadores, asesores, cuñados, listillos y miembros de la cofradía del ‘por el partido y por la cara’

-Cuatro años más de las escarpadas filípicas del titular de Seguridad Social (si sigue en el cargo) para explicar que es asunto anecdótico -y quizás falaz- el que estemos a diez minutos de tener problemas gordos con las pensiones y sin rastro alguno de un plan de contingencia. Ya lo hará la derecha.

-Cuatro años más de un Gobierno sin más argumento cotidiano que referirse a ‘la España en blanco y negro de la derecha y la ultraderecha’.

.-Cuatro años más de bombardeo al edificio constitucional hasta dejarlo como la catedral de Odessa.

-Cuatro años más de zumbido atronador de las cacatúas de los medios del Movimiento.

-Cuatro años más de Danas de la Aemet, lo que antes era ‘gota fría’ (preclara precisión de Felipe González) y demás historias apocalípticas de la 2030.

Quizás la crisis económica o los controllers de Bruselas (o ambos elementos en conjunción) desarbolarán el maléfico conjuro que pesa sobre la esta declinante nación

Una procesión de desastres recurrentes se manifestarán en este lapso inquietante que arrancará tras la reasunción presidencial de Sánchez, sin visos de escapatoria. Aquellos ingenuos que confían en la milagrería o la magia, argumentan que esta maldición no superará el bienio. «Esto no aguanta ni dos años». Quizás la crisis económica o los controllers de Bruselas (o ambos factores en conjunción) desarbolen el maléfico conjuro que pesa sobre la esta declinante nación. En algo se ha de confiar. No cabe hacerlo en una respuesta ciudadana, en una súbita respuesta cívica contra la claudicación.

El desinterés, la desidia, el pasotismo, la abulia, la pasividad y la escasez de neuronas de una sociedad idiotizada y sonámbula han redondeado el marco que ampara y abraza el actual despropósito, impensable tan apenas hace nada. Sólo es preciso recordar que el 31,7 por ciento de los votantes acaban de refrendarlo en las urnas. El pavoneo cósmico de Puigdemont, la prepotencia de los liliputienses independentistas, las fanfarronadas, quizás etílicas, de Otegi y sus compadres del crimen, parece que se convertirán en el argumento cotidiano en esta nueva fase del sanchismo. Quizás más. El gran caudillo pretende seguir en la Moncloa hasta 2031 y dirigir así los fastos del centenario de la República. Zapatero todavía rondará por allí. Y Pumpido. Y los MiguelesBolaños ya no.

Considera Ciryl Connolly que ‘el infierno es un lugar en el que te hacen escuchar todo lo que has dicho durante toda tu vida». Peor sería un infierno en el que te hacen escuchar eternamente todo cuanto ha dicho Sánchez a lo largo de su vida.