EL CORREO – 12/04/15
· Washington ve desde 2010 un distanciamiento en la relación del Gobierno de Castro con la banda, una de las causas por las que incluyó la isla en su ‘lista negra’.
Las relaciones de ETA con el régimen de La Habana a cuenta de la presencia de miembros de la banda en la isla ha sido uno de los motivos esgrimidos reiteradamente por Estados Unidos para incluir a Cuba en la lista de países que apoyan al terrorismo. El acercamiento entre los dos países va a permitir ahora su retirada de ese listado en la que figura desde 1982.
Al examinar los informes anuales sobre terrorismo que elabora el Departamento de Estado norteamericano con el título de ‘Country Reports on Terrorism’ se ve que la presencia de etarras en la isla del Caribe es uno de los argumentos que se han repetido año tras año para incluir a Cuba en la ‘lista negra’. En los últimos tres informes, sin embargo, Washington empezó a apuntar que se había producido un distanciamiento entre Cuba y la banda terrorista e, incluso, menciona cierta colaboración policial de La Habana con España en torno a ETA.
Washington ha venido acusando a las autoridades cubanas de apoyar a las FARC colombianas, a ETA y de acoger a fugitivos norteamericanos reclamados por las autoridades judiciales estadounidenses. Estos fugitivos han encontrado protección y alojamiento en la isla, a salvo de la Justicia de EE UU. Estas tres acusaciones son las más repetidas en los informes del Departamento de Estado, que de vez en cuando incluyen otro tipo de imputaciones como el de apoyar a otros grupos armados, entre ellos el ELN colombiano, no colaborar en las investigaciones antiterroristas, no haber apoyado la guerra contra el terrorismo global tras el 11-S o, incluso, haber proporcionado pistas falsas en las investigaciones relacionadas con los ataques de AlQaida en territorio norteamericano.
Sin embargo, los datos fijos que se repiten informe tras informe hacen referencia a la presencia de etarras y de miembros de las FARC en Cuba bajo la protección de las autoridades locales. El primer indicador de cambios en la actitud de La Habana sobre la banda vasca se refleja en el informe del Departamento de Estado correspondiente al año 2010. En ese documento se indicaba que militantes de ETA continuaban residiendo en Cuba, pero que en marzo el Gobierno de La Habana había permitido a la Policía española viajar al país para confirmar la presencia de los terroristas. Este es un dato no conocido públicamente en España.
Negociaciones de paz
Al año siguiente, en 2011, el informe mencionaba una vez más la presencia de etarras en la isla, pero también se hacía eco de que tres de ellos habían sido detenidos en Venezuela después de huir de Cuba en barco. Las autoridades norteamericanas señalaban ese año que el Gobierno de Castro estaba «tratando de distanciarse» de los activistas de ETA allí residentes, negándoles algunos servicios que incluían el rechazo a proporcionarles documentos de viaje. La misma idea se repetía, casi de forma literal, en el informe correspondiente al año 2012 en el que se cifraba en dos docenas el número de etarras refugiados en Cuba. «No había indicios de que el Gobierno cubano proporcionara armas o entrenamiento paramilitar a grupos terroristas», indicaba ese año el Departamento de Estado.
El informe de 2013, último conocido, vuelve a recordar que Cuba proporcionó «refugio seguro» a miembros de ETA y de las FARC durante mucho tiempo insistiendo que en «los lazos de Cuba con ETA se han vuelto más distantes». El Departamento de Estado aseguraba que ocho miembros de la banda, de las dos docenas contabilizados en la isla, fueron reubicados «con la colaboración del Gobierno español». Aunque no aporta detalles más precisos, la información parece referirse a los etarras que abandonaron Cuba tras obtener la documentación correspondiente en los servicios consulares españoles.
En los informes de 2008 y 2009, el Gobierno de Estados Unidos incorporaba un dato sorprendente que tampoco ha sido conocido públicamente en España. En el primero se afirmaba que algunos activistas de ETA, las FARC y el ELN habían llegado a Cuba «en el marco de las negociaciones de paz con los gobiernos de España y Colombia». La afirmación se repetía literalmente en el informe correspondiente al año 2009 en el que mencionaba que Cuba siguió proporcionando refugio a miembros de los tres grupos, facilitándoles medios de vida, apoyo médico y logístico.
Se conocía que Cuba había realizado algunas funciones para facilitar las comunicaciones entre ETA y el Gobierno español durante la etapa del diálogo del gabinete de José Luis Rodríguez Zapatero, entre 2005 y 2007. Este proceso, sin embargo, terminó a mediados de 2007 con la reanudación de la actividad terrorista, sin que consten nuevos contactos ni comunicaciones en fechas posteriores.
En 2008 y 2009, años que menciona el Departamento de Estado, no existía ningún proceso de conversaciones, que se sepa, por lo que se plantea la duda de si las referencias a las llegada de etarras a Cuba «en el marco de las negociaciones de paz» correspondían a algo ocurrido en los años anteriores, si se trata de un error de Washington o hubo algunos movimientos que no se han conocido públicamente.
EL CORREO – 12/04/15