Cuestión de credibilidad

Zapatero con sus vueltas de peonza respecto a la política antiterrorista y a la soberanía de la «nación de naciones»… Ibarretxe con su ‘ausencia de violencia’ como ‘condición indispensable’, ya olvidada, para la consulta… Tendrán que contenerse los candidatos con los virajes y las promesas, porque la pérdida de credibilidad provoca abstención electoral.

Si las mentiras en política acaban pasando factura a nuestros representantes, aquí y en Estados Unidos, habrá que sopesar el grado de influencia que puedan tener, en los electores, los bruscos virajes de nuestros candidatos en cuestiones tan importantes como el concepto de Estado o la política antiterrorista. Por ejemplo. Cuesta lo suyo, hay que reconocerlo, atender impasibles las proclamas que ahora hace el presidente Zapatero sobre España después de haber asistido a la polémica elaboración de los Estatutos de nueva generación en lo que llevamos de legislatura, en la que se ha generado una máxima confusión en torno a la soberanía de la «nación de naciones». Pero en donde se ha dado mil vueltas de peonza es en torno a la política antiterrorista. En cuestión de semanas, el Gobierno socialista se ha aplicado una corrección severa de la que suele dar cuenta, mejor que nadie, el ministro Rubalcaba.

Pero como estamos comenzando una larga campaña preelectoral, y el refranero popular recuerda que nunca se miente más que después de una cacería, durante una guerra y antes de las elecciones, queda la duda de si este cambio gubernamental, que ha pasado de la comprensión hacia el entorno de ETA al acoso judicial y policial contra los terroristas, tiene que ver con una rectificación con todas sus consecuencias, después del atentado de Durango, o se debe a la proximidad de las fechas electorales.

Hasta el lehendakari, que suele mantenerse de piñón fijo con su plan del referéndum, empieza a exhibir las primeras contradicciones. Su portavoz Miren Azkarate, ayer, al insistir en blindar la idea de la convocatoria de la consulta, pasó por encima de los propios compromisos gubernamentales. Si la vuelta de ETA supone un obstáculo para que el lehendakari siga adelante con sus planes, hacemos como si ETA no existiera y asunto arreglado. Y donde antes se decía que «la ausencia de violencia» era una condición indispensable para celebrar el referéndum, se sustituye por un «no necesariamente», y que después venga Imaz e intente arreglar el disparate.

Se quejan en el PNV de que las discrepancias internas en su partido son un invento de los medios, pero tendrán que reconocer que los que primero tiran la piedra, en esta cuestión, son el lehendakari y su gobierno.

Decía Aristóteles que el castigo del embustero es no ser creído aun cuando diga la verdad. Algo de eso le puede pasar, también, al socialista Buen, que insinúa que si el lehendakari insiste con la consulta, su partido podría retirarle el apoyo de los presupuestos. Pero ¡hombre! si todo el mundo sabe que el apoyo socialista al Gobierno vasco depende, como ocurrió el año pasado, de las necesidades del presidente Zapatero!

Tal como está el nivel, tendrán que contenerse en el momento de las promesas. La pérdida de credibilidad suele provocar abstención electoral.

Tonia Etxarri, EL CORREO, 5/9/2007