SANTIAGO GONZÁLEZ-EL MUNDO

Portavoz del PP en el Congreso de los Diputados

El ex candidato a la Presidencia del Gobierno Pedro Sánchez tiene una herramienta retórica curiosa. En su réplica a Pablo Casado le preguntó que cuántos diputados del PP estaban en representación del País Vasco y ya, de paso, le recordó que de los 48 diputados catalanes el PP solo había logrado una diputada: Cayetana Alvarez de Toledo. Rosa Díez intervino en Twitter para aclararle un concepto elemental, en qué consiste la soberanía: Debió responder que todos, porque todos y cada uno de los diputados que se sientan en el Congreso representan a toda España.

Lástima de hombre que se pierde en conceptos tan elementales como la nación ni la soberanía. Casado tuvo una buena intervención durante la investidura y la ha mejorado después, al confirmar que Cayetana Álvarez de Toledo iba a ser la portavoz del PP en el Congreso. La solitaria diputada del PP por Barcelona es un extraordinario acierto de casting, como ella se encargó de demostrar durante la campaña electoral, debate a debate.

Hay dos cosas, solo dos, que le envidio de verdad a Luis Mª Anson. Una de ellas es el magistral apodo que le encasquetó a Juan Luis Cebrián cuando el preboste de PRISA y su académico ex aequo escribió en su novela La rusa el neologismo clítorix. Anson estuvo una temporada llamándolo Juan Luix. La otra es que amando los dos tiernamente a Cayetana, él la vio antes. En rigor, creo que yo la oí primero, cuando hacía una impecable revista de prensa con Federico Jiménez Losantos en la COPE. Su acento suavemente porteño por vía materna y su exquisita pronunciación para lo que Carmen Calvo llama «anglicanismos» eran regalos adictivos para cualquier oído.

Pero ya se sabe que más vale llegar a tiempo que rondar un año y Anson y Cayetana interpretaron en las páginas de EL MUNDO una ocurrencia de Pedro Jota: cartas cruzadas bajo el impecable título de Dos en la carretera, soberbia película de Stanley Donen que interpretaron los magníficos Audrey Hepburn y Albert Finney.

Cayetana es una mujer de brillantez poco común como es poco común su triple nacionalidad, hispano-franco-argentina. Nació en Madrid (1974), se crió en Buenos Aires y se hizo mujer en Inglaterra. Se licenció en Historia Moderna con matrícula de honor en la Universidad de Oxford y allí mismo hizo los cursos de doctorado y elaboró la tesis sobre el Obispo Juan de Palafox, bajo la dirección de Sir John Elliott, premio Príncipe de Asturias y justamente reputado como el mayor hispanista vivo. La tesis le fue publicada por la Oxford University Press. Y durante su estancia allí fue reconocida como honorary senior schollar del New College. También ha sido distinguida como Young Global Líder por el World Economic Forum. En fin, todo lo que nos vino de Argentina, aunque haya sido con transbordo, no se resume en Echenique, la monja Caram, Pisarello y Dante Fachín. Si les invade el desá-nimo y se preguntan: «¿Pero qué le hemos hecho nosotros a Argentina para que nos manden esto?» piensen en Cayetana y verán cómo se equilibra la balanza, aunque sea una contra cuatro.

Ella fue la mano maestra que dirigió y coordinó Libres e Iguales, ella le puso letra en un memorable discurso en el Ateneo que hizo saltar en su butaca a Mario Vargas Llosa. Después de una temporada en el periodismo que volvió a ejercer en EL MUNDO, decidió aceptar la oferta de Casado para estar el 28-A en las listas del PP. Ella, que es muy dada a la línea de mayor resistencia, pidió ir de cabeza de lista por Barcelona. Su campaña fue una sorpresa, aun para quienes creíamos conocerla bien: su inteligencia, su cultura, el don de la palabra que la asiste, su precisión en el uso del lenguaje, pero reveló también una fuerza desconocida frente a las hermanas Montero (Mª Jesús e Irene). Si alguna vez arranca esta legislatura voy a reverdecer mi gusto por los debates parlamentarios. Imaginar a Cayetana frente a las adrianas, irenes o haciendo preguntas a Calvo y al doctor Plagios es un estímulo para seguir con renovado interés la vida parlamentaria.