Feijóo ha cometido un error notable al no participar en la gran manifestación del sábado en Madrid. Por simpatía también erraron con su ausencia el alcalde de Madrid y la presidenta de la Comunidad. Trató de compensarlo con su intervención en la cuna de la Constitución de Cádiz en un intento de regenerar las instituciones: la Fiscalía, el Tribunal Constitucional y el CIS, tan magreados desde que Sánchez impuso sus nombramientos.

Para hablar del CIS hay que contar con un personaje con tanta doblez a sus espaldas como José Félix Tezanos, a quien Pedro Sánchez nombró presidente del Centro en febrero de 2020, desde el cargo de Secretario de Estudios y Programas del PSOE que había desempeñado hasta entonces.

La casta de José Félix tiene continuidad en sus descendientes, no ya directos, sino políticos. Su nuera, Ainhoa Quiñones, ha prolongado el eco de la sangre a que responde su marido, Sergio Tezanos, al ser nombrada por Sánchez delegada del Gobierno en la Comunidad Autónoma de Cantabria en febrero de 2020.

Es comprensible que Sánchez sintiera una cierta simpatía añadida por la nuera de Tezanos, no solo por el parentesco. Ella plagió su tesis doctoral, como había hecho Pedro Sánchez con la suya, aunque su plagio fue más comedido, fusilando un artículo publicado 14 años antes por los economistas Lorenzo Escot y Miguel Martín Galindo. También incurrió en autoplagio al incorporar a su tesis dos artículos que había escrito junto a su marido, Sergio Tezanos. Se enterneció, claro, se comprende, y seguramente se acabó de derrotar cuando Ainhoa Quiñones hizo que se aprobase una plaza de profesor con régimen laboral fijo. El Boletín Oficial de Cantabria publicó la convocatoria de la plaza con un perfil docente e investigador confeccionado ad hoc para la aspirante Quiñones, que consiguió la plaza y ahí la tiene, templándose, hasta que Quiñones remate su función de delegada del Gobierno en Cantabria y pueda volver del corazón a los asuntos, como diría el poeta.

Podríamos decir que la cistitis es una enfermedad endémica en las encuestas públicas españolas. Antes, incluso de que Pedro Sánchez se inventara a Tezanos, el Centro de Investigaciones Sociológicas mostró lo que se podía esperar del genio de la raza. Tengo yo para no olvidar el sondeo que hizo sobre las elecciones europeas de 2004, cuando lo presidía Fernando Vallespín: predijo una participación del 76%. Con un error de más/menos 30 puntos debió haber añadido, porque la participación real se quedó en el 46%. Pero tuvo que llegar Tezanos para elevar el disparate a la categoría de arte con la rotura de la serie, que es lo que da sentido a las encuestas, la evolución y alguna que otra fantasía como la desmemoria de los votantes sobre su recuerdo de voto.

Total que Feijóo quiere imponer una independencia de cinco años para los candidatos a presidir el CIS, encuestas trimestrales con cuestionarios fijos y restablecer la serie, claro. Es razonable, aunque en  cualquier caso, Madrid fue el sábado un símbolo de regeneración más potente que ayer el Oratorio de San Felipe Neri.