JAIME G. TRECEÑO, EL MUNDO – 06/12/14
· Un dirigente socialista, ya cargadito después de acariciar la tercera copa de tintorro, trataba de contarme entre palabras gaseosas cómo ellos, los socialistas, les habían dado el cambiazo a los comunistas. «Nosotros les lanzamos el hueso del republicanismo y el anticlericalismo y ellos se lo han creído y están encantados. Entretanto, ocupamos el resto del espectro social. ¿Tú crees que en algún momento de la historia de la democracia española ha sido una prioridad? Pues eso…». Yo lo miraba con cierta condescendencia pero en el análisis reduccionista de andar por casa, el que empleamos para saber dónde está todo, he de reconocer que su argumentación me ha dejado poso.
Desde luego, ésta no es sólo la causa por la que IU no hace más que volver la cabeza por encima de su hombro para descubrir quien es el que le está dando collejas en la penumbra del patio de butacas. Y no, no seré yo tampoco quien se lo diga.
No son pocos los que dentro de IU hacen estos días algún acto de contrición después de que los niños, la chavalería salida hasta hace cuatro días de la ortodoxia marxista les haya comido la tostada tanto dentro como fuera. Una suerte de caballo de Troya en el que su Ulises es Pablo Iglesias y Tania Sánchez no es Helena, si no la encargada de echar el cierre y luego tirar la llave al mar. Pero, ojo, la diputada regional se ha llevado el gato al agua con las cartas sobre la mesa, jugando a lo mismo a lo que le han enseñado sus mayores. Ahí están los resultados de las primarias para los que quieran ponerle un pero. Pueden trocear el voto en cuantas urnas quieran pero los datos están ahí. Incontestables.
Un concejal comunista me contó una vez con cierta amargura cómo los suyos, los que le habían colocado en esa posición de privilegio en la organización lo acusaban de burgués, de estar vendido al sistema. Él me decía que «flipaba» cuando en la asamblea sus compañeros le disparaban por hacer institucionalmente lo que le habían encomendado. «Es de locos», negaba.
En el día a día de la coalición se asume como propio, no sin cierta retranca, un pasaje de La Vida de Brian en el que se caricaturiza, sin pretenderlo claro, las relaciones internas de la coalición. Se trata de esa escena en la que los cuatro miembros del Frente de Judea discuten entre ellos, se dividen… En IU reconocen que se han perdido en una maraña de siglas, rupturas, lazos fraternales y odios atávicos ficticios, susceptibles de cambiar en el momento en el que el viento cambia. A eso hay que unir la forma de ser de su militante, apunta un afiliado.
«Mira, aquí el problema es que nuestros mayores, aún siguen ahí, haciendo tapón. No han querido dejar paso a las nuevas generaciones. Si es que nos han saltado a nosotros y a los que están inmediatamente antes que nosotros», confiesa otro dirigente que se crió con Espinete.
Y claro, mientras los que tenían que pilotar el barco estaban en esas, acomodados en su papel secundario de oposición, satisfechos por recibir la palmadita paternalista del inventor del impulso rebelde, ha llegado el coleta, y se ha llevado todas las fichas de la mesa. El sopapo de las europeas se percibió como el que se atusa el traje después de que un coche le haya puesto perdido con el agua de un charco: «No, si no ha sido nada». La película parecía no ir con ellos, pero como en el Show de Truman ellos eran los protagonistas, estaban saliendo en todos los televisores y páginas de periódicos, pero se contentaban con mirar al dedo que indicaba la dirección.
Los hijos de la Transición recuerdan como los de Podemos y sus afines se han criado a sus pechos, que venden lo mismo que han defendido ellos desde su techo del 10,5% de Anguita en 1996. «Le han dado un agua a la cosa; le han colado un revestimiento de socialdemocracia para que suene mejor y no asuste tanto pero ellos son los mismos niños que tuvieron que buscar un espacio fuera porque ya estaba todo ocupado aquí», reconoce una dirigente autonómica.
IU ha sido y es mucho más que anticlericalismo y republicanismo, pero ya estamos en diciembre y sólo hemos pestañeado, para cuando ellos muestren a los demás su orden de prioridades, quizás ya no haya nadie para prestarles atención en mayo.
JAIME G. TRECEÑO, EL MUNDO – 06/12/14