ABC-LUIS VENTOSO
Mientras Torra se fuma a la Junta Electoral vuelve Franco
Austed y a mi nos crujirían si le guindásemos unos euros al fisco, circulásemos a 150 o desoyésemos un mandato judicial. Y así debe ser, pues sin el imperio de la ley nuestra sociedad degeneraría en una selva donde mandaría la fuerza bruta. Pero esas normas que a todos nos obligan quedan en suspenso con Torra y su Ejecutivo, que gozan de bula. A fin de mantener la neutralidad política del espacio público, el martes, la Junta Electoral Central exigió al Gobierno catalán que retirase en 48 horas los lazos amarillos, esteladas y símbolos propagandísticos que engalanan las fachadas de sus sedes. Han pasado cinco días. Torra no se da por enterado. Es más, se muestra desafiante. Pero el Gobierno de la Nación se encoge de hombros. No ha tomado medida concreta alguna para que el presidente insurrecto obedezca.
Aunque por desgracia ya estamos acostumbrados, la situación resulta bananera comparada con cómo funcionan las instituciones en países equiparables a España. Según nuestro modelo constitucional, el presidente catalán es parte del Estado y su máximo representante en Cataluña. Sin embargo está embarcado en una campaña para destruirlo y tiene a gala desobedecer sus leyes. ¿Y qué hacen Sánchez y su consejo de ministras y ministros ante esta abierta rebeldía y chuleo a la Junta Electoral? Pues lo esperable, recurrir raudos al ministro sin cartera y sacarlo a la palestra para que eche un capote. Franco, que lleva 43 años enterrado, volvió ayer a copar la rueda de prensa del Consejo de Ministros con el anuncio de que será evacuado por enésima vez del Valle de los Caídos, esta vez el 10 de junio, y llevado al Panteón de Mingorrubio, en El Pardo, donde reposa su mujer. Porque es lo que le apetece a Sánchez, contra el deseo familiar.
Hay dudas sobre si el Gobierno exhumador ha acertado, pues el camposanto de Mingorrubio se presta a las excursiones de curiosos. El aire es puro y las vistas sobre el embalse, soberbias. Existe además un cómodo y amplio aparcamiento y muy cerca se encuentran amenidades como el Casino Mingorrubio, el restaurante Flora Barragán o el propio palacio de El Pardo. Sánchez, que ya logró disparar las visitas al Valle de los Caídos, podría convertir aquel cementerio olvidado en un nuevo destino turístico de éxito en la Comunidad de Madrid.
Allá cuando arrancó la Liga se especulaba sobre quién saldría antes: Lopetegui o Franco. Pero cayó Lopetegui, cayó Solari, ha vuelto Zidane… y el gran Sánchez sigue sin lograr desenterrar a su colaborador. Esta vez podría producirse el enésimo tropiezo en la ruta de las pompas fúnebres progresistas. El Gobierno da por supuesto que el 10 de junio Sánchez seguirá en el poder, cuando podría ser rechazado en las urnas. También da por descontado que el Supremo le permitirá burlar los deseos de la familia, lo cual resultaría chocante, pues en el derecho de los países más honorables son siempre los descendientes quienes deciden sobre la tumba de sus familiares.
Franco, cortina de humo facilona para no hablar de lo medular: un Gobierno autonómico en rebeldía, y aquí no pasa nada. Por ahora. Tal vez las urnas hablen.