De líderes ‘abertzales’ a estafadores

EL MUNDO 08/04/13

· El jefe ‘nacional’ de Herrira y su pareja simulan separarse para cobrar ayudas públicas.

No quieren el Estado. No reconocen sus instituciones. Han estado en prisión por sus vínculos con ETA y sus organizaciones satélites. Pero no tienen ningún escrúpulo a la hora de hacer trampas, de tangar, de convertirse en unos corruptos más para llevarse los euros oficiales. Han sido capaces de divorciarse para poder estafar a las instituciones y cobrar subvenciones de dinero público, en concreto, del Gobierno de Navarra. Vamos, lo que se podría denominar corrupción de baja intensidad.

Van de los más abertzales, de irreductibles. Han liderado y lideran formaciones de la izquierda radical. Se trata de Jon Garay Vales, responsable nacional de Herrira, las antiguas Gestoras pro Amnistía, que fue detenido en la operación contra la Mesa Nacional de Batasuna en Segura (Guipúzcoa) en 2007. Quedó en libertad bajo fianza de 50.000 euros. Su ex mujer oficial, Rosa Iriarte, miembro de Segi y detenida y encarcelada en 2010 tras la operación de la Guardia Civil contra las estructuras de Ekin, es su cómplice y beneficiaria en esta ¿estafa?

Ambos se casaron el 26 de octubre de 2011, cuando Rosa Iriarte estaba en la cárcel de Soto del Real, en Madrid. Y justo un año después formularon la demanda de divorcio, que se concretó por sentencia de un juzgado de Pamplona.

Sin embargo, esta separación es ficticia ya que, según explicaron fuentes cercanas a la pareja, ambos siguen compartiendo el mismo techo en una localidad de Navarra. Incluso, esta Semana Santa se desplazaron juntos y solos a París para pasar unos días de asueto. Y no era la primera vez desde que se separaron. En concreto, partieron hacia la capital francesa el 27 de marzo y allí permanecieron, en el mismo alojamiento, hasta el día 31, cuando regresaron juntos a su casa de Navarra.

Una falsa separación para llevarse dinero público de Navarra, ese era su objetivo. Garay se ha convertido en uno de los hombres fuertes de la izquierda abertzale, pero su comportamiento deja mucho que desear de la limpieza política que reclaman siempre los radicales a los partidos nacionales. Según explicaron fuentes cercanas a la pareja, este divorcio es fraudulento porque únicamente tiene como objetivo que Rosa Iriarte pueda cobrar una ayuda económica del Gobierno de Navarra.

Iriarte alegó el riesgo de «exclusión social» en su reclamación pecuniaria al Ejecutivo foral. Entendía que al divorciarse y presentar el convenio regulador, en el que ella se queda con el pago del alquiler de la vivienda, y tener ingresos inferiores a la cuantía de la ayuda solicitada, tenía derecho a una subvención. Si no se hubiera divorciado, los ingresos de su pareja computarían como ingresos comunes y no tendría derecho a subvención.

Así, con esa argumentación ha conseguido cobrar todos los meses lo que se denomina Renta de Inclusión Social (RIS, antes llamada Renta Básica), que le supone percibir 350 euros todos los meses de las arcas de la Administración navarra.

Rosa Iriarte, que según explicaron estas mismas fuentes salió de prisión en julio de 2012, solicitó la prestación de la Renta de Inclusión Social en octubre de ese mismo año. Tras abandonar la cárcel cobró los cuatro meses de subsidio de excarcelación a que tienen derecho los ex presidiarios. En resolución de enero de 2013, el Ejecutivo navarro le concedió la RIS, por lo que se le pagan los cuatro meses desde que la pidió, de noviembre a febrero. Según explicaron fuentes oficiales, esta renta puede percibirla durante seis meses y solicitar su ampliación de seis en seis meses hasta un total de 24 vencimientos.

Para calcular la RIS se computan los ingresos de la unidad familiar en los seis meses anteriores a la solicitud. Al haber presentado sentencia de divorcio y convenio regulador no se le computaron esos ingresos y se realizó una estimación de sus ingresos mensuales. Así, según el cálculo oficial, a Rosa Iriarte le correspondía 348,29 euros. Según explicaron estas fuentes, debido a los ingresos de ambos, si no se hubieran divorciado no hubiera podido acceder a la renta.

Poco antes de separarse, Rosa y Jon estuvieron juntos de vacaciones en Formentera (Baleares). Después de divorciados han estado pasando un fin de semana juntos en León, del 16 al 18 de febrero, donde se alojaron en el hostal residencia Don Suero. Además, en su entorno es bien conocido que quieren tener un hijo y que están buscando una casa más grande. Como indican las fuentes consultadas por este periódico, una situación «poco compatible» con una pareja recién divorciada. Y menos si pasas la Semana Santa en París.

EL MUNDO 08/04/13