IÑAKI EZKERRA-EL CORREO

  • El circo con la canción que llevará España a Eurovisión nos retrotrae al franquismo

Quienes van por la vida de encarnar el futuro, a menudo nos meten en el túnel del tiempo. A menudo esa encarnación es una reencarnación. Pienso en el circo que se ha montado con la canción que llevará España al Festival de Eurovisión y que nos retrotrae al franquismo crepuscular. No le habíamos concedido tanta importancia a esa euro-tele-astracanada, ni habíamos hecho de ella una cuestión nacional, desde el año del ‘La la lá’, que es como decir el año de La Tarara. O sea, desde aquel 1968 en el que la familia española dejó de rezar unida para seguir, unida, la puntuación que Alemania daba, en la tele en blanco y negro del régimen, a la chica de la minifalda, y para darle a su triunfo una lectura simbólico-patriótico-metafórica de nuestro sueño de ingresar en Europa. La pregunta es obvia: ¿Qué nuevo regreso al aislamiento internacional estamos viviendo hoy para que volvamos a mirar la liguilla de la Eurovisión con aquellos candorosos ojos políticos, hasta el delirante punto de convertir unas canciones estridentes en tema de debate parlamentario?

Sí. Chanel es la reencarnación anacrónica y subliminal de Massiel en una España acomplejada, como ayer, por no ocupar el lugar que debe en el concierto de las naciones. La exclusión de entonces era la del Mercado Común. Hoy es la de ese club del G-7 al que convoca Biden para hablar de Ucrania. Hasta el lío que se traen las Tanxugueiras por no poder cantar en gallego en Turín es un extemporáneo ‘revival’ de la rayada que se pegó Serrat con cantar en catalán en ese festival. En el 68 español todos nos tomábamos la Eurovisión en serio. Hasta que vino la época de las vacas gordas y mandamos a Chikilicuatre para burlarnos, como nuevos ricos, de ese euroaltavoz y de lo que habíamos sido. Fue en 2008 y en vísperas de una crisis que nos devolvió a la patética realidad de la que no hemos salido.

Sí. Otro aspecto que me recuerda al ‘Massielazo’ del 68 es la recurrente invocación a la figura materna que hay en todas las canciones que han competido en el Benidorm Fest y que recuerda al «le canto a mi madre que dio vida a mi ser». Si la ‘SloMo’ de Chanel se inicia con un spánglico «Let’s go! Llegó la mami», en la ‘Terra’ de las Tanxugueiras se invoca el canto «a la manera de nuestra madres» («Canta ti, cantarei eu, co xeito das nosas nais») y la letra de Rigoberta Bandini reclama a la progenitora en el mismo título (‘Ay mamá’) para preguntarse «por qué dan miedo nuestras tetas». Los sensentayochistas de la época de Massiel daban miedo a la Francia gaullista «pidiendo lo imposible». Lo que pide la amiga de Irene Montero no da miedo a nadie. Ya nos lo dio Nadiuska en la época del destape y de su denostada Transición.