IGNACIO MARCO-GARDOQUI-EL CORREO

Los Presupuestos son de una generosidad extrema en los gastos y de un optimismo arrollador en los ingresos. Las partidas estrella del nuevo récord son bien conocidas: los no financieros aumentan un 7,6%, por encima del crecimiento nominal del PIB (5,9%). Se incrementan los salarios públicos (3,5% ahora y hasta el 9,5% en tres años), a la vez que se amplían las plantillas de funcionarios; se aumenta el Ingreso Mínimo vital y se sube el IPREM; la inversión pública pasa de 8.990 millones a 11.867; se prorrogan las ayudas al transporte; habrá un cheque de 1.200 euros anuales para las familias con hijos menores de tres años; y la próxima Ley de las Familias concederá ocho semanas de permiso para cuidar hijos hasta los 8 años y 7 días para cuidar a familiares y convivientes. Estas dos medidas no tienen fondos asignados, así que ¿correrán a cargo de la empresa? El culmen del proyecto será el aumento del 8,5% del gasto en pensiones, lo que eleva el déficit estrictamente contributivo de la Seguridad Social a más de 20.000 millones. ¿Es esto lo que pidió Bruselas?

Los ingresos, ya sabe, seguirán beneficiándose de la inflación, al no deflactarse los impuestos. Los 22.000 millones de incremento de la recaudación, ¿de dónde salen, de los bolsillos de los ricos o de los de la clase media y trabajadora? El otro elemento clave es el crecimiento de la economía, y es curioso. El martes, la vicepresidente Calviño aseguró que estamos en una fase de crecimiento fuerte y sostenido. Pero el día anterior había rebajado la previsión, por tercera vez desde el pasado julio, hasta el 2,1%. ¿A quién creemos, a la Calviño de los lunes o a la de los martes? ¿O al Banco de España, que le metió ayer un enorme rejón?

Luego seguimos tirando de la deuda. El déficit crecerá un 3,9% y los intereses se van hasta los 31.275 millones. Su monto total en julio era de 1,487 billones, 11.586 millones más que el mes anterior. Y un 5% más que el año precedente. Por habitante, debemos 31.000 euros; por contribuyente, 72.820. No hay quien lo pare.

Luego vienen los fondos europeos, que deberían aportar 2,6 puntos de crecimiento potencial. Deberían, pero un año después no funciona la plataforma informática Coffee prevista para controlar el flujo del dinero. Se han desbloqueado 31.000 millones, pero no se sabe cuántos de ellos están en poder de sus destinatarios. Según la Intervención General del Estado, a finales de julio los pagos efectivos han sido de 4.500 millones. Según Fedea, los gastos comprometidos irían hasta los 9.500 millones. En ningún caso sobrepasan el 33% de los dineros obtenidos. El Tribunal de Cuentas de la UE avisó a primeros de septiembre que España era el país que menos porcentaje de los fondos atribuidos había ejecutado a esa fecha.

Esto son los datos. Además, están los habituales chascarrillos. La ministra Belarra llamó el martes a movilizarse en contra de su propio Gobierno por el atasco de la Ley de Vivienda y Pablo Echenique dijo que era un vergüenza y una deslealtad que el PSOE hubiera disfrazado los gastos militares para evitar su debate. ¡Que no decaiga….!