EL CORREO 30/04/13
FLORENCIO DOMÍNGUEZ
División entre los analistas policiales sobre si Sortu ha perdido la capacidad para condicionar a ETA
Este fin de semana, la consejera de Seguridad, Estefanía Beltrán de Heredia, constataba la existencia en la izquierda abertzale de «actitudes que recuerdan tiempos pasados». El líder del PSE, Patxi López, hacía una observación parecida al hablar de la «vuelta al pasado» protagonizada por Sortu y reclamarle a este partido que rompa de una vez por todas con ETA.
El propio López se encargó de hacer un listado de los comportamientos denunciados, el más grave, posiblemente, la comparecencia de un dirigente de Sortu en el juicio celebrado en París para justificar a los dirigentes etarras acusados del asesinato de dos guardias civiles. Este episodio sirve para reflexionar acerca de si no fue un error dar por bueno el compromiso de Sortu de condenar el terrorismo futuro, sin exigirle la condena del terrorismo pasado, tal como permitía la sentencia de Estrasburgo, antes de dar el visto bueno a su vuelta a la legalidad.
Se ha conocido también este fin de semana el documento de ETA que reconoce el fracaso a la hora de imponer a España y Francia el plan de la Conferencia de Aiete, documento en el que también critica a la izquierda abertzale veladamente por no ser capaz de realizar un mayor esfuerzo movilizador. ETA pretende transferir responsabilidades a la izquierda abertzale y culparle a esta de no conseguir en la calle lo que ellos no han sido capaces de lograr con décadas de terrorismo.
No pocos presos alineados con la ortodoxia oficial vienen señalando que las movilizaciones protagonizadas por la izquierda abertzale no tienen la continuidad suficiente como para representar instrumentos efectivos de presión. Con estas críticas, en el fondo, están reconociendo la insuficiente implicación de su base social, a pesar de los esfuerzos realizados por darle tintes épicos a episodios fugaces y fallidos como las concentraciones realizadas en San Sebastián para impedir la detención de militantes de Segi condenados.
Lo grave es que el comportamiento de Sortu y sus coaliciones parece reflejar que han interiorizado las críticas de ETA y se esfuerzan por apaciguar a la banda desarrollando iniciativas orientadas a arropar a sus militantes y a justificar sus actividades. De ahí nacen las críticas del Gobierno vasco o del PSE y sus advertencias acerca de la vuelta al pasado que está protagonizando la izquierda abertzale.
Los analistas de los servicios policiales se muestran divididos acerca de las relaciones entre ETA y Sortu. Hay quienes piensan que Sortu sigue conservando la capacidad de presión sobre la banda que tuvo en los años 2010 y 2011 y que ayudó a un grupo terrorista sumido en la impotencia operativa a optar por el abandono de la violencia. Otros, sin embargo, consideran que Sortu ha perdido la capacidad de condicionar a ETA.