Intentar descafeinar el perfil nacionalista de Nafarroa Bai, con su proyecto «anexionista», para justificar alianzas que desalojen al más votado, no se entendería. Si el candidato socialista navarro se comprometió a no ocupar la presidencia si su partido quedara en tercer lugar y ahora dice que se ve «como presidente», habrá que reconocer que Puras está en apuros.
Puede ser, como dicen los exégetas electorales, que los votantes dejen de acudir a las urnas cuando no exista una expectativa real de cambio. Eso explicaría, en sentido contrario, la participación tan elevada en estos comicios en Navarra porque, al final, se ha demostrado que la inquietud mostrada por los sectores más constitucionalistas tenía su fundamento. Algo parecido a lo ocurrido en las elecciones vascas en el 2001 cuando se registró el mayor porcentaje de participación. Pero después de constatar la fiebre por los pactos tan alejados del mandato de los ciudadanos, entre quienes no quieren abandonar el poder y quienes quieren alcanzarlo a toda costa, habrá que añadir que las alianzas «a la contra» pueden ser un factor de «nueva generación» que explicaría el desinterés de los electores en algunas ocasiones.
En el caso de Cataluña, por citar un ejemplo cercano en el tiempo, ¿qué motivación podría tener un votante de CiU después de haber visto, en sus comicios autonómicos, que tras la victoria del nacionalista Mas ahora gobierna, en necesaria coalición, el socialista Montilla? No existe nada más interesado que la lectura postelectoral realizada por las correspondientes secretarías de organización de los partidos cuando deshojan la margarita, respondiéndose sin preguntarse, lo que creen que han querido decir los ciudadanos con su voto.
Cuando dice Uxue Barkos, desde Nafarroa Bai, que las elecciones han dado un reconocimiento a la pluralidad de Navarra, es cierto. La realidad navarrista y constitucionalista, así como la nacionalista en sus diferentes versiones. Pero la respuesta no debe quedarse a medias. ¿Qué han querido decir los votantes navarros en estas elecciones? Dos mensajes tan sencillos que los va a entender, si quiere, el propio socialista José Blanco. Los navarros, con su voto han querido transmitir: a) que no quieren gobiernos de mayoría absoluta y b) que el partido más votado ha sido UPN, que ha ganado en 180 pueblos, seguido de la coalición nacionalista Nafarroa Bai, que ha triunfado en otros 86 y, en tercer lugar, el Partido Socialista, con 12. Teniendo claro esta realidad, habría que recomendar a los dirigentes cierta coherencia postelectoral.
Así pues, el mismo respeto que pide el socialista canario López Aguilar al PP y Coalición Canaria para poder gobernar tras su holgado triunfo electoral, debería aplicarse en todo el mapa. En Navarra, también. Decir lo contrario de lo que se ha defendido durante la campaña puede desmovilizar en las próximas elecciones. Intentar descafeinar el perfil nacionalista de Nafarroa Bai, con su proyecto «anexionista» incluido, para justificar alianzas que desalojen al más votado, no se entendería. Si el dirigente socialista navarro se comprometió a no ponerse al frente del gobierno en el caso de que su partido quedara en tercer lugar y ahora dice que se ve «como presidente», habrá que reconocer que Puras está en apuros.
Tonia Etxarri, EL CORREO, 30/5/2007