IGNACIO MARCO-GARDOQUI-EL CORREO

Christine Lagarde, la gobernadora del Banco Central Europeo, lo dejó ayer muy claro. De esta nos saca la vacuna y solo la vacuna. Por eso, y por su parte, no cambia ni un ápice la línea de actuación que mantiene hasta la fecha. Ya sabe, inyectar dinero y regalar su coste. Continuarán las inyecciones de liquidez al frenético ritmo de 20.000 millones al mes, un océano de dinero que está dispuesta a ampliar sin pestañear por encima de los 1,85 billones actualmente comprometidos si ello fuera necesario. Por el coste nada nuevo. Mantiene los tipos de interés en el 0% y en el -0,5% la tasa que cobra a los depósitos de los bancos. Dos poderosas razones que justifican cosas como que España haya conseguido colocar deuda a 10 años a tipos negativos. Ahí es nada.

Lo malo es que tanta generosidad viene obligada por el empeoramiento de las malas circunstancias en las que bulle la economía europea. La pandemia ha empeorado en los países miembros, lo que ha obligado a sus gobiernos a endurecer las restricciones a la movilidad aumentando la incertidumbre. Y por si fuera poco, constata que el proceso de vacunación avanza a ritmo más lento en la UE que en los EE UU y el Reino Unido. Así que sus previsiones para el tercer trimestre son malas y ennegrecen las del primer trimestre del año que acabamos de estrenar. Por si fuera poco, la inflación se mantiene en tasas negativas y el euro continúa impasible frente al dólar, dificultando las posibilidades de empuje que tienen las exportaciones.

Pero no se alarme, recuerdo que el pasado martes le prometí adornar mis comentarios y embellecerlos con el verde de la esperanza. A ello voy. Ayer, además de Christine Lagarde, habló el presidente de nuestro Gobierno. ¡Qué diferencia, nada que ver! Dijo: «Los indicadores elocuentes del cuarto trimestre confirman que hay una clara e intensa recuperación que continúa pese a las medidas de restricción de la actividad por parte de las comunidades autónomas». Es decir, él y sus 22 ministros arreglan lo que los demás estropean y por eso «ha conseguido evitar tres puntos de caída del PIB». De cara al futuro, aseguró que la economía española es dinámica y resiliente y va a recibir la mitad del PIB (medio billón de euros) en inversiones extranjeras. No dijo cómo lo sabe ni a quién ha preguntado por sus planes de inversión, pero lo sabe.

¿Ve? Se preocupa usted por nada. ¿Le aprietan las ventas, le agobian los pagos, no sabe cómo pagar la nóminas? Bueno, lo siento, eso es culpa de las autonomías, pero le tiene a él que le quiere y le va a ayudar. ¿Se puede tener más caradura? Sí, pero es muy difícil. Hay que entrenarse mucho.