Fernando Savater-El País

Con la mesa entre Gobiernos, al convertirlos en socios activos o pasivos de la gobernabilidad se les da lo más importante: la razón.

La Junta Electoral pudo inhabilitar a Torra antes de estar condenado en firme gracias a una enmienda introducida en la LOREG a iniciativa de UPyD, presentada por Rosa Díez en el Parlamento. Para los recién llegados, UPyD es un pequeño partido sin apoyos mediáticos y tan extravagante que en lugar de defender el campanario de su pueblo (el pueblo siempre vive pendiente del campanario) se preocupa por la ejemplaridad de los cargos públicos en el Estado. Aún hoy se lo afean los palmeros de los golfos apandadores, que a todo lo que no les es rentable lo llaman “derechista” y “facha”, como Adriana Lastra, prototipo del socialista actual: cerebro de jalea y jeta de pedernal. Lo que según ellos piden los nuevos tiempos es acabar con la judicialización de la política, todo lo demás es manipulación y escándalo apocalíptico. Pues bien fácil es acabar con la intromisión judicial en la política, y en las relaciones sexuales, y en las finanzas: basta que los dedicados a tan sanas actividades no violen las leyes. ¡Ah, es que entonces no tiene gracia… ni se puede sacar ventaja! Ya les contestó Oscar Wilde: “Solo hay algo peor que la injusticia, y es la justicia sin espada en la mano. Cuando lo correcto carece de poder, es malo”. Claro, los jueces estorban a quienes creen que en política no hay delitos sino oportunidades: ahora mismo ocurre en Polonia, modelo en esto de nuestro Gobierno “progresista”…

Dicen los rábulas que la escandalosa oposición exagera porque a los separatistas “no se les ha dado nada”. ¿Cómo que no? Con la desjudicialización, con la mesa entre Gobiernos, al convertirlos en socios activos o pasivos de la gobernabilidad (que les importa un comino) se les da lo más importante: la razón.