Desencuentro en Barcelona

EL MUNDO 25/04/14

Rajoy evitó a Mas en un acto empresarial
El Gobierno deja patente que no hablará con el ‘president’ hasta que suspenda el referéndum ilegal

El Gobierno español no sólo ha dejado de considerar a Artur Mas un interlocutor válido en el camino de encontrar una solución al laberinto catalán; además, quiere que se note. En los dos últimos días, los dos principales miembros del Ejecutivo español, Mariano Rajoy y Soraya Sáenz de Santamaría, han visitado Barcelona, pero ninguno de ellos se ha reunido con miembros de la Generalitat.
Rajoy clausuró ayer en la capital catalana un encuentro del Foro de Marcas Renombradas Españolas que había inaugurado Mas poco más de una hora antes. No quisieron verse: mientras que el presidente de la Generalitat salió del recinto disparado después de pronunciar su breve discurso, el del Gobierno se quedó departiendo tras el suyo casi dos horas con todos los empresarios que se le acercaron, para demostrar que no necesita intermediarios para dirigirse a la sociedad catalana.

El objetivo del Gobierno es dejar claro que no hablarán con Mas, cuyo modo de actuar con el llamado proceso soberanista ven desleal. A las quejas por la política de «hechos consumados» denunciada por Rajoy se ha unido el malestar por la ausencia del president en el Congreso el día en el que se denegó el traspaso de competencias para convocar un referéndum.

Y el Ejecutivo está decidido a mantener esa actitud, impecable en las formas pero severa en el fondo, no sólo hasta después de las elecciones europeas –algunos políticos, entre ellos Josep Antoni Duran Lleida, habían especulado con un acercamiento tras los comicios–, sino mientras Mas no renuncie a la convocatoria de una consulta independentista que ven como un desafío.
Todo eso es lo que ha tratado de transmitir el Gobierno, tanto a los ciudadanos como a la Generalitat, en los dos últimos días. En la visita de Sáenz de Santamaría el día de Sant Jordi ya quedó claro que no tenía ningún interés en reunirse con miembros del Ejecutivo catalán. En vez de eso, mantuvo un encuentro con editores catalanes. Mientras tanto, dirigentes de CiU como Ramon Tremosa trataba sin éxito de retarla a verse con Mas, acusándola de mantener una actitud «colonial» si no lo hacía.

Ayer, la escenificación de la fractura institucional total fue aún más clara. Mas anunció hace unos días que aceptaba la invitación para dar la charla inaugural del 15º aniversario del Foro de Marcas Renombradas Españolas, presidido por Josep Lluís Bonet –el cabecilla de Freixenet, que se ha expresado en público en contra del proyecto soberanista– y en cuyo patronato figuran tres ministerios del Gobierno.

Se trataba, y así lo entendían también en la Generalitat, de una ocasión muy propicia para mantener algún tipo de contacto. Pero Rajoy aprovechó para hacer lo contrario y evidenciar que, para el Gobierno, la salida a la situación ya no pasa en ningún caso por negociar con el presidente catalán.

Los dos dirigentes aprovecharon sus discursos ante los empresarios para lanzarse indisimuladas pullas. Mas, que se expresó íntegramente en castellano, sostuvo que «hoy en día las marcas no son sólo las empresas, sino también los territorios», y subrayó la pujanza de Cataluña y de su capital.
«Barcelona se ha convertido en una gran marca internacional, en los últimos 20 años se ha creado una marca muy potente. La mejor marca que tiene España, y probablemente el sur de Europa, es Barcelona», afirmó Mas, que también destacó la «internacionalización» de la economía catalana, que «por primera vez vende más fuera que en el resto de España».

El presidente de la Generalitat también aseguró que es perfectamente consciente de que el hecho de proyectar internacionalmente una economía no es nada fácil y, a veces, supone «un vía crucis».

Dicho esto, se marchó. Cuando entre una nube de cámaras le preguntaron por qué no se quedaba, respondió: «Ya lo he explicado, no estaba previsto». La Generalitat pretextó oficialmente motivos de agenda.

Una hora después, las alusiones de Rajoy a la situación política que se vive en Cataluña y a Mas fueron más claras y más duras. Aunque no se refirió al asunto explícitamente, alertó contra los peligros de «encerrarse en sí mismo», y quien quiera ir contra el signo de los tiempos, que «tienden a la desaparición de las fronteras», debería «explicar los costes».

Rajoy también subrayó, en referencia a la trascendencia de las empresas para la difusión de la Marca España y a la colaboración entre administraciones públicas y empresas privadas, que es mejor trabajar «codo con codo». «Probablemente para ir rápido pueda ser mejor andar solo, pero para llegar lejos es mejor ir bien acompañado», añadió.
«Encerrarse en sí mismo y permanecer inmóvil ante los cambios son los ingredientes seguros para el fracaso en este nuevo siglo, y, en cambio, abrir camino en el exterior, ganar tamaño e innovar son claves del éxito que indican una actitud vital que hay que asumir con ilusión», afirmó.

Rajoy ni siquiera escatimó en críticas en el mensaje final de su discurso, en el que se refirió a la importancia de «unir fuerzas, sumar energías y sumar talentos» para progresar: «Yo soy de los que creen que nuestro futuro, juntos, no conoce fronteras».

A diferencia de Mas, Rajoy aprovechó el encuentro para charlar con calma –no estaba autorizada la presencia de cámaras profesionales, aunque proliferaron las fotos con teléfonos móviles– con todos los empresarios que quisieron acercársele, y fueron muchos. Varios hicieron referencia a la situación política, y algunos le mostraron explícitamente apoyo.

En Moncloa creen que la salida del laberinto llegará de la propia CiU, y por eso miman a las voces moderadas de la federación, empezando por el conseller de Territorio y Sostenibilidad, Santi Vila, y siguiendo por Duran. Sin embargo, cualquier alternativa interna a Mas, incluidas las que pudieran representar esos dos dirigentes, está de momento muy verde, según reconocen incluso quienes estarían interesados en una solución de ese jaez.