Quizá el sector de Joseba Egibar busque gestos de subestimación a un Parlamento en el que han dejado de sumar mayoría. Pero un partido como el PNV, que ha participado en tantas comisiones de investigación, en Vitoria y en Madrid, no sale muy bien parado del desplante parlamentario de los ‘jelkides’.
El ‘plantón’ dedicado por el exconcejal del PNV Iñaki San Juan a la comisión de investigación del Parlamento vasco denota una actitud de desprecio hacia la Cámara autonómica que viene acompañada de la intención de los otros nacionalistas convocados que piensan hacer, también, ‘mutis por el foro’. Mal asunto. Un gesto feo y arbitrario que deja en una posición delicada al principal partido de la oposición en Euskadi. Es posible que el sector que lidera Joseba Egibar busque visualizar gestos de subestimación en relación a un Parlamento en el que han dejado de sumar mayoría. Pero un partido como el que preside Urkullu, que ha participado en tantas comisiones de investigación, aquí en Vitoria y en el Congreso de los Diputados en Madrid, que ha impulsado la creación de otras, y que lleva año y medio llamando a capítulo parlamentario a algún representante institucional con tal frecuencia que se ha convertido ya en una rutina en la agenda, no sale muy bien parado de este desplante parlamentario.
Se trata de una actitud desafiante acordada por unos jelkides que, puestos a ponerse el mundo por montera, ni siquiera han hecho caso de las órdenes dadas en público por el propio Urkullu para que entregasen cautelarmente el carné de afiliado hasta que la Justicia aclarase los hechos. Es posible que los convocados quieran evitar dar explicaciones a sus señorías sobre su presunta responsabilidad política en los casos de corrupción y espionaje descubiertos en Álava pero su descalificación de la legitimidad de la comisión parlamentaria refleja el desdén en el que se han instalado desde que han dejado de controlar el Gobierno de Ajuria Enea.
Sus señorías vascas, que tienen ya el respaldo de su sillón deformado de tantas esperas en la vida de ese parlamento se quedan, de momento, sin conocer las explicaciones sobre la recepción de ingresos no justificados procedentes del departamento de Cultura del anterior Ejecutivo. Tampoco sabrán si hubo o no responsabilidad política en las acusaciones de cohecho y espionaje. Asuntos delicados que al PNV le conviene aclarar ante la Justicia pero también ante el Parlamento. Como tantos otros casos delictivos en los que, además de aclarar las culpabilidades se depuraban responsabilidades políticas.
El presidente del PNV, Iñigo Urkullu no frecuenta ya el Parlamento vasco, aunque se prodiga en su blog que, a juzgar por el eco que encuentra en los medios de comunicación, le está saliendo la mar de rentable. Y en su ventana de internauta, ha desviado el foco a otro punto más digerible que el de las acusaciones de corrupción, para quejarse de que el PSE y el PP hayan habilitado el mes de enero para impulsar «comisiones de investigación con el PNV».
Y como la historia ha sido otra, desde la bancada socialista Oscar Rodríguez, a golpe de blog también, le informaba que el calendario de trabajo fue aprobado por unanimidad, que se va discutir los casos de corrupción pero también la ley antitabaco vasca. Que, en fin, esta vía escogida por Urkullu en el segundo tiempo, no le favorece. La imagen que ganó cuando prometía transparencia y exigía la suspensión de militancia cautelar, la pierde ahora al poner el ventilador contra el Parlamento. Todos los partidos del Parlamento votaron a favor de que se constituyera esta comisión. Todos, menos uno: el PNV. ¿Que solo le importan las instituciones cuando las gobierna su partido? Esa es una maldad difundida por los que gobiernan ahora. No puede ser cierto.
Tonia Etxarri, EL CORREO, 5/1/2011