IGNACIO MARCO-GARDOQUI-EL CORREO

  • El debate sobre la independencia de Cataluña se ha quedado atascado en el preámbulo y es muy difícil que pase de ahí

Llevamos siglos de desencuentros y una década de desgarros, pero lo cierto es que no hemos pasado del preámbulo en el asunto de Cataluña. Invertimos todas las fuerzas y nos pasamos el día manoseando los grandes conceptos: indultos, amnistía, autodeterminación, independencia, etc., pero no entramos en materia. ¿Cómo serán los indultos, tras la manifiesta oposición del Supremo y la rotunda oposición de una gran parte del país? ¿Cabe en el modelo y se atreverá el Gobierno con una amnistía? Por otra parte, ¿cómo sería el proceso de desenganche? Ya sabe eso tan sencillo de repartir la deuda común, concretar la solución a la deuda particular de esa autonomía, separar el sistema de pensiones, repartir los activos comunes, establecer las nuevas relaciones con la Unión Europea y otras fruslerías del mismo pelo. Para eso no hay nunca tiempo, deben de ser nimiedades.

Ahora estamos con la mesa de diálogo. Otra curiosidad, otro gran hallazgo. Una mesa que ha sido anunciada tantas veces, desde hace tanto tiempo, que podríamos pensar que ya se ha terminado. Pues no, no ha comenzado, ni siquiera sabemos con precisión quiénes se van a sentar a su alrededor para dialogar. Se trata de una mesa bilateral, de Gobierno a Gobierno en pie de igualdad, lo cual eleva a la parte (independentista) de la parte (Cataluña) a la categoría del todo (Estado) y evidencia la inutilidad del Congreso, del Senado y del Parlament. ¿No sirven para dialogar? ¿Para qué sirven entonces? Debe de ser cosa del exceso de luz, que resalta los detalles y de la excesiva cantidad de taquígrafos, que oyen lo que no deben y luego lo cuentan. Qué cosas…

¿Y de qué se va a hablar en la Mesa? Pues no se preocupe demasiado por ello. Estoy convencido de que no se hablará de nada sustancial, forma parte del ‘enterteinment’. Es solo decir que se hace, hablar por hablar, alargar las decisiones, mantener los poderes respectivos y cosas así. ¿Por qué soy tan poco optimista? Pues porque la parte independentista ya ha propuesto el guión ‘Amnistía e Independencia’. Nada menos, ahí es nada. Lo de la amnistía es posible que pierda protagonismo cuando se apliquen los indultos. Esos indultos originales que no los desean ni los beneficiarios. Pero, lo de la independencia me resulta más complicado a la hora de encontrar un punto común entre ambos lados de la Mesa.

«Hablar de más competencias no es suficiente para calmar los ánimos de nadie»

¿Qué cabe en medio, entre la situación actual y la independencia? Hablar de más competencias no es suficiente para calmar los ánimos de nadie, lo que falta son cuestiones muy menores, una vez transferidas la sanidad, la educación, una buena parte de las haciendas, la Policía, los puertos, las prisiones… ¿Un nuevo sistema de financiación, con un sistema similar al Concierto Económico Vasco? Le veo dos pegas. Una es que los independentistas dan por superada la fase de los acuerdos parciales, que no satisfacen a ERC y que darían la excusa perfecta a JuntsxCat para señalar la tibieza y la falta de agallas del colega/adversario ‘contemporizador y timorato’. Aparte, claro, del lío que crearía en las demás comunidades autónomas, pues esto de la financiación autonómica ha dejado de ser una suma positiva, en la que solo padecía el déficit público, que cargaba con la fiesta, para convertirse en un juego de suma cero. Lo que unos ganen deberán perderlo otros. El déficit está exhausto. ¿Quién deberá perderlo? ¿Madrid, por ejemplo? ¿Qué dirán las demás autonomías cuando todas, sin excepción, se quejan de una financiación insuficiente y aseguran tener grandes deudas históricas?

Por su parte, ¿qué puede ceder el Gobierno, de enjundia, sin pisotear a la Constitución? Nuestro Amado Líder está dispuesto a casi todo para dormir en la Moncloa, sobre todo ahora que Pablo Iglesias no le quita ya el sueño, pero le falta ese ‘casi’ que no puede traspasar.

En resumen y como le digo, tras siglos de desencuentros y una década de desgarros, seguimos sin terminar el preámbulo de esta interesante historia. Siéntese y mantenga la calma, queda tanto por delante…