Desventuras de Mas y ‘aventuras’ de Pere Navarro

JOAN TAPIA, EL CONFIDENCIAL 26/02/13

· La encuesta del CEO (Centre d´Estudis d´Opinió) ha sido otro golpe para Artur Mas, que desde el resultado del pasado 25-N (pasó de 62 a 50 diputados cuando perseguía la mayoría absoluta de 68) parece condenado al infortunio.

El CEO confirma la evolución ya señalada en una encuesta anterior de El Periódico -comentada hace unas semanas en esta columna-, pero es todavía más dura para CiU, tanto por venir de un organismo oficial como porque el mapa resultante es más alarmante. Lo sustantivo es que, en intención directa de voto, la que expresan los encuestados sin posterior ‘cocina’, la ERC de Oriol Junqueras aventaja a CiU (20,9% contra 19,3%), algo que hace sólo un año habría parecido un disparate mayúsculo a cualquier analista serio. Lo segundo es que Artur Mas es superado en valoración no sólo por Junqueras, sino también por Alfred Bosch, portavoz de ERC en Madrid, y por Joan Herrera, líder de ICV. Por último, una vez corregida la intención directa por la ‘cocina’, de celebrarse ahora nuevas elecciones, CiU perdería un 6% de los votos y bajaría de 50 a 40 o 42 diputados. Y el voto perdido por CiU (malo para Artur Mas, pero también para los no nacionalistas) iría mayoritariamente a ERC, que subiría casi cinco puntos y 7 diputados (llegaría a 28).

Tras este mamporrazo de su CEO, Mas afronta una situación endiablada. Primero, porque necesita el apoyo de ERC para aprobar unos duros presupuestos. Era algo que se presumía logrado tras el pacto de legislatura, pero sobre lo que ahora Junqueras lanza mensajes confusos. Y tiene problemas en el frente de la corrupción. Las casi seguras imputaciones del diputado Crespo (exalcalde de Lloret) y de Oriol Pujol (secretario general de CDC) y la sombra del juicio del Palau de la Música (en el que el juez sospecha que hubo financiación ilegal de CiU, que tiene su sede embargada) son las principales. Pero está también el asunto de los espías deMétodo 3. Tras haber negado cualquier vinculación con la agencia, resulta queXavier Martorell, antiguo jefe de los Mossos, antiguo jefe de seguridad del Barça y actual director de prisiones, tenía una relación estrecha con dicha agencia ya que conseguía que hiciera algunos trabajos gratis (explicación oficial) para CDC.  

Muchos comentaristas nacionalistas creen (por ejemplo, Francesc-Marc Álvaro enLa Vanguardia de ayer) que: “O Artur Mas corta de raíz con las sombras de corrupción o su liderazgo será víctima de un exceso de prudencia, tolerancia o lentitud (…) Ninguna persona -se llame Martorell, Crespo o Pujol Ferrusola- es más importante que…”. Pues bien, la respuesta de Mas es un vago paquete de propuestas en la que lo más concreto es un pacto por el que los imputados no tengan que dimitir hasta la apertura del juicio oral. CDC evitaría así tener que afrontar a corto plazo la dimisión de Oriol Pujol Ferrusola, secretario general e hijo del fundador del partido. Y respecto a Martorell, parece que la solución es forzar la dimisión de la presidencia del partido en San Cugat del Vallés (ciudad residencial cercana a Barcelona donde gobierna CiU desde hace años), pero mantenerle como director de prisiones de la Generalitat. Mientras tanto, Junqueras presume de que sus cargos dimiten a la menor sombra de sospecha. Dice que es una injusticia inevitable para combatir la corrupción.

Golpe a Mas. El CEO dice que Junqueras es más valorado y que ERC supera a CiU en intención directa de voto. Navarro arriesga pero fija posiciones propias al pedir la abdicación del Rey y al querer votar diferente que el PSOE sobre el derecho a decidir.

Junqueras -que se sabe bisagra imprescindible y el político más valorado- pisa fuerte. Denuncia, como Mas, al Estado y al CNI de juego sucio, pero afirma que si el Govern no escucha habrá elecciones anticipadas -presión para suavizar los recortes- y añade al día siguiente que si la consulta no puede celebrarse por culpa de Madrid habrá elecciones anticipadas. Y que, en ese caso, no descarta un frente electoral CiU-ERC, algo que ahuyentaría a buena parte de los electores moderados de CiU… y quizás al propio Duran i Lleida.

Pero las dificultades de Mas resultan algo compensadas por el estancamiento del campo no nacionalista (los bloques están fijos con una recomposición a favor de ERC en el nacionalista). Así, un 44,6% dice que Cataluña debería ser un estado independiente. Parece exagerado, pero en la encuesta del CEO de hace un año ese porcentaje era sólo de un 29%. Un salto sorprendente en el que bastante debe de tener que ver la crisis política e institucional española.

El CEO dice que ahora el PP -con la crisis Bárcenas– perdería dos diputados, que serían ganados por Ciudadanos, y que el PSC se queda igual. Es el primer consuelo de Pere Navarro en muchos meses. La acusada pendiente descendente (de 42 diputados en el 2003 cuando Maragall llegó a la presidencia a 20, el pasado 25-N) se ha frenado.  

Navarro asume riesgos: votó en contra de la declaración soberanista del Parlament porque CiU (quizás por presión de ERC) no admitió que la consulta debía ser legal, pero ahora parece que votará (enfrentándose al PSOE) una moción más moderada y diferente (junto a CiU e ICV) en el Congreso instando una negociación entre Madrid y Barcelona para que se pueda realizar una consulta legal. Es una posición arriesgada (seguirá tachado de “españolista” por el nacionalismo catalán, de “independentista” por los nacionalistas de Madrid y creará problemas a Rubalcaba, con el que coincide en pedir la reforma de la Constitución). Coloca, además, en posición incómoda aCarme Chacón. Pero intenta ser una posición coherente tras la sentencia del Constitucional contra el Estatut, que en Cataluña se atribuye, al menos en parte, no sólo al recurso del PP sino a la debilidad de la dirección del PSOE (Zapatero,Fernández de la Vega y el propio Rubalcaba).

Y lo mismo cabe decir de la petición -desafortunada en el tiempo porque coincidió con el debate del estado de la Nación- de abdicación de Juan Carlos l. Si hay que regenerar la política, la abdicación del Rey -con además graves problemas de salud- puede ser una petición aventurada, pero es lo que piensan muchos españoles y es también lo que incluso se contempla en medios cercanos a la Casa Real (ver los recientes artículos de José Antonio Zarzalejos y Nacho Cardero en este diario).

Pero en el PSC hay tensión. El liderazgo interno no está consolidado, la tensión entre los sectores más catalanistas y la dirección que salió del Congreso de diciembre del 2011 sigue viva, y el partido también está conmocionado por las acusaciones a José Zaragoza por el espionaje a Alicia Sánchez-Camacho. Pese a todo, Navarro fija posiciones propias, aunque puedan parecer aventuradas. Cree que el PSC necesita arriesgar.

JOAN TAPIA, EL CONFIDENCIAL 26/02/13