El descabezamiento de Ekin está en la raíz de los intentos de Batasuna de liberarse de la tutela de ETA, fuente para no pocos de la esperanza de paz. La actuación de la policía y de la justicia está resultando clave para las esperanzas de paz. Y así se va aclarando el debate: la acción policial acaba siendo la mejor actuación política contra ETA.
Durante muchos años se ha estado debatiendo si el final de ETA debía venir de la mano de la actividad policial o de la acción política. La contraposición de vía policial y vía política es algo bastante incomprensible en una democracia de Estado de derecho: el Estado democrático como Estado de derecho se define por el control legítimo de la violencia. La policía y su actuación no es más que el resultado de la naturaleza misma del Estado de derecho, y en ese sentido conforma el núcleo mismo de la política. No es posible, en democracia y en un Estado de derecho, una contraposición radical, de la vía policial y de la vía política para acelerar el fin del terrorismo.
Las últimas detenciones de miembros de Ekin ayudan a entender mejor la inviabilidad de contraponer la vía policial y la vía política en la lucha contra el terrorismo etarra. Incluso los escépticos ante la autonomía de Batasuna frente a ETA reconocen que se están haciendo esfuerzos en esa dirección. Aunque, al parecer, Batasuna no es capaz aún de romper los lazos con ETA de forma definitiva. Por eso lo fía todo a que esta declare una tregua.
Existen dudas sobre el alcance de la reconversión a la democracia de Batasuna: si no es más que una apuesta táctica, nacida de la necesidad de estar presente en las elecciones. La causa de sus reflexiones está en la disyuntiva que les ha impuesto el Estado de derecho: o fuera de la democracia, en el ejercicio de la violencia ilegítima y su legitimación, o en las instituciones democráticas, condenando la violencia terrorista, o rompiendo con ETA.
Pero hay otra razón para la creciente autonomía reflexiva de Batasuna respecto de ETA: la labor de la policía y de la justicia ha ido desmantelando el entramado del que se servía ETA para controlar a Batasuna, KAS y Ekin. Los miembros de estas organizaciones, siempre a las órdenes de ETA, eran los encargados de mantener la disciplina estratégica en los entornos de ETA, en Batasuna y en la lucha callejera.
El descabezamiento de Ekin está, pues, en la raíz de los intentos de Batasuna de liberarse de la tutela de ETA, fuente para no pocos de la esperanza de paz. En este sentido, la actuación de la policía, y de la justicia en su momento, está resultando clave para las esperanzas de paz. Y de esta manera se va aclarando el debate citado: la acción policial acaba siendo la mejor actuación política contra ETA.
Joseba Arregi, EL PERIÓDICO DE CATALUÑA, 15/9/2010