Editorial, LIBERTAD DIGITAL, 29/10/11
La sociedad española tiene contraída una deuda moral con las víctimas del terrorismo, que tantas veces no han obtenido de la sociedad otra cosa que indiferencia o desamparo.
- Porque ETA ha asesinado a 859 inocentes y las víctimas han renunciado a la venganza. Por tanto, el Estado de Derecho tiene la obligación de garantizar que se imparta justicia y que ningún crimen quede impune.
- Porque el comunicado de ETA no supone el fin del terrorismo. La banda ni se disuelve ni entrega las armas, lo que atenta directamente contra la memoria y la dignidad de las víctimas.
- Porque en el comunicado ETA reivindica sus crímenes y no muestra arrepentimiento, condiciones imprescindibles para preservar la memoria y la dignidad de las víctimas.
- Porque el anuncio de ETA no responde a una voluntad unilateral de cesar en sus crímenes, sino que se produce después de una serie de concesiones políticas, como la presencia de Bildu en las instituciones, y está condicionado a una negociación ulterior.
- Porque la respuesta del Gobierno y los partidos políticos mayoritarios al comunicado no ha estado a la altura de la circunstancias. Han venido a conceder a ETA la condición de interlocutor, algo inasumible por un Estado democrático que se precie de serlo.
- Porque desde que se conoció el comunicado la voz de las víctimas del terrorismo ha sido silenciada por políticos y medios de comunicación, al tiempo que aquéllas eran invocadas por éstos con la mayor de las hipocresías.
- Porque la sociedad española tiene contraída una deuda moral con las víctimas del terrorismo –que tantas veces no han obtenido de la sociedad otra cosa que indiferencia o desamparo– ya que sus familiares fueron asesinados única y exclusivamente por su condición de españoles, lo que nos convierte a todos, como Nación, en víctimas de sus crímenes.
- Porque el objetivo declarado de ETA y sus partidarios con este comunicado es evitar la derrota y porque debe ser irrenunciable para la sociedad española que haya vencedores y vencidos.
- Porque cualquier cesión al chantaje terrorista, por mínima que sea, convierte en inútil el sufrimiento de quienes durante décadas han sufrido directamente el zarpazo del terrorismo y han resistido al acoso de sus cómplices.
- Porque cuando se trata de defender los principios básicos sobre los que se debe construir una Nación civilizada no existen criterios de oportunidad.
Editorial, LIBERTAD DIGITAL, 29/10/11