Tonia Etxarri, EL CORREO, 23/10/12
En cuanto la resaca electoral deja paso al análisis sosegado, los ganadores con mayorías insuficientes empiezan a calcular sus apoyos para poder gobernar y los perdedores oyen a su alrededor la sugerencia de la dimisión. Y ese guión se está siguiendo al pie de la letra en el Pais Vasco. Urkullu, que necesita de 11 escaños más para gobernar con holgura, ya se ha puesto en contacto con los cuatro partidos restantes que configurarán el nuevo parlamento, mientras a Patxi López ya hay quienes le quieren colocar una silla en Madrid y a Antonio Basagoiti, desde buena parte de la opinión publicada, le hablan de medidas higiénicas en un país en donde nadie dimite. Una consideración incierta si se tiene en cuenta que el portavoz de la izquierda dividida ( Ezker Anitza), Mikel Arana, anunció su retirada en la misma noche electoral dado que su formación se había quedado fuera del Parlamento.
La procesión de los perdedores, que debería ir por dentro, se va proyectando hacia la galería. Los socialistas han perdido 106.000 votos que se han quedado, en su mayoría en casa. La crítica a Patxi López por los ‘bandazos’ en su legislatura y también en su campaña es de sobra conocida. Tan solo aprovechó el primer año de su mandato para deslegitimar el terrorismo y lo terminó sumándose a la petición del acercamiento de los presos de ETA. Ese péndulo calculado fue provocando incomprensión en su electorado.
Pero seguramente no es la única razón. También la clave de su partido a nivel nacional, difuminado a la hora de presentar alternativa en materia económica y política, con un liderazgo de Rubalcaba muy cuestionado antes de la campaña, ha influido en la abstención del voto socialista que, en Euskadi, sigue los estímulos del PSOE, más que los del socialismo vasquista que no acaba de encontrar camino propio. No sería la primera vez que un ex lehendakari se queda en el hemiciclo de Vitoria. Los nacionalistas no suelen acordarse pero fue el caso del propio Garaikoetxea.
A Basagoiti no le faltan emplazamientos en idéntico sentido. El PP ha experimentado menor descenso de votos (16.241) pero desde los sectores más duros que se mostraron implacables contra el gobierno popular por la excarcelación de Bolinaga acusándoles de hacer «seguidismo de Zapatero» también le quieren empujar al carril de la dimisión. Al líder menos acomplejado del espectro político vasco actual le acusan de presidir un partido de «acomplejados». Pero cualquier comparación con los resultados de la época de Jaime Mayor resulta ociosa. La situación es bien distinta. Los gobiernos del PP de entonces no tuvieron que afrontar una crisis económica salvaje como la actual. Y, precisamente porque ETA mataba, el terrorismo era la principal preocupación de los ciudadanos. Que votaban con el corazón en la mano y en defensa propia.
Ahora frente a la crisis, ninguno de los dos partidos que han gobernado en España genera confianza. Al líder vasco le apoya Rajoy y toda la dirección del PP. Pero si los recelos surgen de círculos cercanos, como le está ocurriendo desde el verano, ésta será la última legislatura de Basagoiti como parlamentario vasco. Si no repite como candidato, no será debido a la pérdida de votos sino a la pérdida de apoyo político.
Tonia Etxarri, EL CORREO, 23/10/12