ABC 29/01/14
Poco a poco, los empresarios rompen su silencio y comienzan a criticar abiertamente el proceso independentista en el que se ha embarcado el presidente autonómico Artur Mas. Ayer lo hicieron directivos alemanes en un almuerzo en el que intervino el consejero de Empresa de la Generalitat, Felip Puig. El acto estuvo organizado por el Círculo de Directivos de Habla Alemana (KDF), asociación de ámbito nacional, y acudieron unos ochenta comensales.
En el transcurso del mismo, varios de los asistentes aludieron al temor que la ruptura de España genera entre las empresas alemanas. Uno de ellos acusó al Gobierno de Mas de «acabar de matar» la economía justo cuando empezaba a recuperarse, mientras que el presidente de la asociación, Andrés Gómez, hizo un llamamiento al diálogo entre la Generalitat y el Gobierno de Rajoy para encontrar una «solución negociada». «No le puedo pedir que abandone el proceso porque no sería democrático, pero creo que no es el mejor momento», dijo otro directivo y abogado español que asesora a empresas extranjeras que se instalan en nuestro país. Sus palabras fueron aplaudidas por los presentes.
Por contra, Puig pidió a los empresarios «el beneficio de la duda» y recordó que el proceso secesionista es «voluntad de una mayoría social y no a una improvisación política». «El pacto CiU-ERC no tiene por qué ser demonizado», dijo el dirigente nacionalista. Este toque de atención se produce días después de que el presidente de Freixenet, José Luis Bonet, rechazara la independencia en la convención celebrada por el PP catalán. Días antes, el presidente de Banc Sabadell, Josep Oliu, descartó la celebración de una consulta que «no forma parte de nuestro escenario político».
Diálogo para no marcharse
De diálogo se habló, asimismo, en la comida benéfica organizada por el cazatalentos Luis Conde en su finca del Anmpurdán el mismo día en que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, clausuraba el cónclave de los populares catalanes. Asistieron Artur Mas, dos ministros y numerosos empresarios. Conde apostó ayer por cambiar el modelo de financiación y blindar las competencias (lengua, educación y cultura) para dar salida a un debate soberanista que «preocupa mucho a los empresarios». «Hay quien busca marcharse, pero yo busco solucionar el origen y creo que se puede», dijo. «Como esto no se arregle –añadió–, vamos hacia una cierta fractura de la sociedad, de las familias».
El primer empresario que se desmarcó abiertamente del proceso secesionista fue el presidente de Planeta, José Manuel Lara. Incluso amenazó con trasladar su grupo a otro lugar de España.