Tonia Etxarri, EL CORREO 07/11/12
Volverá a ocurrir el próximo sábado. Los partidos vascos, divididos a la hora de homenajear a las víctimas del terrorismo. Y, probablemente, sea éste el tercer y último año que las instituciones conmemoren una jornada con la idea de rendir este tipo de reconocimientos, acotados al espacio de los sufridores del terrorismo, en cualquiera de sus manifestaciones.
Porque la nueva mayoría nacionalista, condicionada por EH Bildu, intentará buscar un festejo en el que se mezclen los sufrimientos de quienes los provocaron y quienes los padecieron. Emplazarán a la Cámara vasca a que incline su balanza hacia el reparto de las culpas de todo lo ocurrido, perseverando en la idea de contarnos la falsa historia de la existencia de dos bandos y maquillándola con el título de la «reconciliación». Por ejemplo. Y en ese momento se verá el escaso margen de los partidos constitucionalistas, PSE, PP y UPyD, para hacer prevalecer el recuerdo de quienes padecieron el acoso de ETA.
Desde que el Parlamento vasco y el Gobierno de Patxi López, junto a las Juntas Generales y la asociación de municipios Eudel, decidieron que el 10 de noviembre fuera el Día de la Memoria de las víctimas, hace tres años, se ha venido manifestando la dificultad para coincidir en poner las bases sólidas para no cerrar en falso el fin de la violencia. Tan sólo en 2010 el Parlamento logró aprobar una declaración institucional y se organizaron ofrendas en los municipios más simbólicos, a pesar de la abstención de EA (hoy encuadrada en la izquierda abertzale) y Aralar por entender que no se debía homenajear tan sólo a las víctimas de ETA.
A pesar de no estar todos, al menos el primer año, el Día de la Memoria resultó brillante, y lo que parece obvio: participaron las víctimas, ya que era a ellas a quienes se rendía reconocimiento y no a los partidos. Pero el año pasado, con el anuncio del fin de la actividad terrorista recién servido en los titulares y en un ambiente de campaña electoral de las legislativas, el Gobierno socialista quiso dar un paso adelante al dedicar el acto a recordar a todas las víctimas, las del terrorismo y las de abuso policial, «pero sin equipararlas» y la débil unidad lograda en la primera experiencia saltó por los aires. PP y UPyD se negaron a unir a los dos tipos de víctimas en el mismo acto y los nacionalistas también pusieron sus reparos. El Parlamento vasco terminó por contar con dos ofrendas florales y las verdaderas protagonistas del Día de la Memoria, brillaron por su ausencia.
Este año, con el Gobierno de Patxi López cerrando sus maletas y el Parlamento en funciones, el 10 de noviembre no va a tener mayor relumbrón. El lehendakari tendrá su momento solemne en un acto en la sede de la Presidencia de Gobierno, en el que leerá una declaración institucional, y la Directora de la Oficina de Atención a las Víctimas, Maixabel Lasa, aprovechará para despedirse. Y el Parlamento vasco tendrá su convocatoria. Patxi López ha venido insistiendo, durante su mandato, en la necesidad de trabajar «para vivir juntos». Los gestos de los nuevos legisladores tendrán que demostrar que esa idea no es una quimera.
Tonia Etxarri, EL CORREO 07/11/12