Cristian Campos-El Español
 

1.¿Le habría dado Luis Rubiales ese beso al entrenador Jorge Vilda o a Gerard Piqué? Si la respuesta es «no», el beso del presidente de la RFEF tenía carácter sexual. Y si el ánimo del beso era sexual y no fue consentido, ya tenemos dos de los tres requisitos jurídicamente necesarios para considerar ese beso como una agresión sexual.

2. Convertido Rubiales, incluso en los medios internacionales, en la viva encarnación del machismo cavernícola, ¿qué va a hacer el Gobierno para remediar el daño reputacional que el caso está haciendo en la marca España?

Es más, ¿le preocupa al Gobierno que los españoles vayamos a convertirnos en el imaginario colectivo en un país de abusadores machistas o el beneficio político cortoplacista de la incineración de Rubiales opaca todo análisis posterior?

3. ¿Por qué el FC Barcelona emitió este viernes un comunicado apoyando a Rubiales y el Real Madrid otro desmarcándose de él? ¿Quién es ahora el equipo de «los valores»?

¿Podría convertirse el «¿qué le debe el Barça a Rubiales?» en el nuevo «¿qué le debe Sánchez a Marruecos?».

4. Si las jugadoras de la selección femenina no querían que el beso de Rubiales opacara su éxito en el Mundial, ¿por qué Jenni Hermoso no publicó su comunicado el lunes y dejó que la bola de nieve de las especulaciones lo arrollara todo a su paso? ¿Cuántas horas de lectura de labios nos podríamos haber ahorrado si Jenni Hermoso hubiera hecho el lunes lo que acabó haciendo de todos modos este viernes?

5. ¿Es el beso a Jenni Hermoso el motivo por el que merecía caer Luis Rubiales, a la vista de su currículo pasado?

6. ¿Qué confianza inspira un Gobierno que, apabullado por la repercusión de los hechos, retuerce el Estado de derecho poco menos que instando al TAD a reunirse «este mismo lunes» como si hubiera estallado en España una epidemia de ébola?

7. De todos los antihéroes a su disposición, ¿por qué la extrema derecha ha escogido a Rubiales, precisamente a Rubiales, para arremeter contra el movimiento feminista? ¿Es puro y simple torrentismo, ridículo infantilismo o fascinación de incel misógino deslumbrado en la autopista por los faros del macho alfa castigador? ¿O es que la caricatura que hace de esa extrema derecha la extrema izquierda es real?

8. Si Jenni Hermoso ha sido capaz de acabar con la carrera de Luis Rubiales con una sola frase, ¿quién ocupaba la posición dominante en su relación? He ahí una paradoja interesante: Rubiales sólo conservó su posición de «predominio» sobre Jenni Hermoso mientras no hizo mal uso de ella. En el momento en que se aprovechó de dicha posición, esta pasó a ser ocupada por la jugadora, que tuvo en sus manos durante cinco días la posibilidad de «salvar» o de «condenar» a Rubiales con una sola palabra.

9. ¿Quién será el próximo en ser arrollado por un tsunami emocional como el de esta semana? ¿Y cuántos de los que se han hecho un selfi moral gratuito a cuenta del caso Rubiales guardan un #metoo en el armario del tamaño de la catedral de Burgos?

10. Aquí una complicada. ¿Cuál es el criterio para, como pide al menos una parte del feminismo, desexualizar determinadas cosas (los pechos de Amaral por ejemplo) y no otras (los besos en los labios)? ¿Quién decide dónde está la raya que separa lo sexual de lo no sexual? ¿Lo decide eso la sociedad, el Gobierno, la religión, la biología o quién?

11. Si la respuesta a la anterior pregunta es que eso lo decide cada persona en función de su percepción personal en un momento determinado, ¿cómo podemos entonces ponernos de acuerdo como sociedad para definir de forma consensuada qué comportamientos deben ser considerados delito y cuáles no? 

12. Puestos a identificar a Luis Rubiales con algún partido o corriente ideológica española actual, ¿a quién recuerda esa persistencia en la mentira, esa desfachatez en la manipulación de lo que todos los ciudadanos han visto con sus propios ojos y esa resistencia a la dimisión frente a la clamorosa evidencia de un comportamiento no sólo inaceptable, sino tóxico para aquellos a los que se dice querer proteger?

13. Y una juguetona de regalo. ¿Qué pensaría Rubiales si, durante una entrega de medallas, y de forma totalmente inesperada, Haaland le coge por las orejas y le planta un beso en los morros? ¿Comprendería entonces Rubiales el porqué de la indignación?