Ignacio Marco-Gardoqui-El Correo
Si hace unos pocos meses la inflación emitía señales de moderación, el último mes las ha enviado de resistencia. Una vez cerrados los cálculos, el IPC ha subido hasta el 5,9%, un poco más que la previsión, mientras que los precios de la cesta de la compra han moderado ligeramente su crecimiento, pero siguen instalados confortablemente en los dos dígitos. El 15,4%, frente al 15,7%. A la vicepresidenta primera del Gobierno le parecen unos datos muy positivos, lo cual solo se explica debido a los especiales lugares donde ella hace la compra, cuyo coste ya nos ha anunciado que le ha bajado mucho. Es una lástima que no nos desvele los establecimientos en los que la realiza, para que se pueda beneficiar todo el mundo de semejante chollo. Este mes era especial, pues operaba el final de la compensación de los 20 céntimos de los carburantes y el principio de las rebajas del IVA en muchos productos de consumo doméstico. Unos con otros, el resumen sería que los precios resisten, con una inflación subyacente encendida, al 7,5%, que no hay manera de doblegar.
Hay un dato que sorprende e intranquiliza mucho. Estábamos convencidos de que los precios se habían inflamado por culpa del desboque de la energía, motivado por la guerra de Ucrania. Vale, pues fíjese qué curioso. La guerra sigue su curso y no da síntomas de aflojar. Sin embargo los precios de la energía han bajado una barbaridad. Ya sabe que se ha modificado el peso relativo de los distintos contratos por los precios del mercado libre. En términos homogéneos, la bajada hubiese sido nada menos que del 29,7% en la electricidad, mientras que el gas se paga a una tercera parte de su precio de hace un año. Bueno, pues a pesar de ello ya ve. Tenemos al IPC en el 5.9% y a la subyacente en el 7,5%, nivel más alto desde 1986. No creo que sería capaz de explicarle todo en detalle, pero parece claro que esto de pelear contra los precios va a resultar más difícil de lo que pensábamos. Más difícil, más trabajoso y… más lento. Y eso sin olvidar que los tipos de interés se encuentran en su particular escalada y que la subida estaba dirigida también a luchar contra la inflación.
El martes le decía que Sánchez había recibido el alivio de las previsiones elaboradas por la Unión Europea, pero hoy ha sufrido el revés de las realidades. Los informativos de todas las cadenas desplazan sus reporteros a los distintos mercados de la geografía española. Los entrevistados no tienen pinta de estar aliviados. Más bien se muestras alarmados y disgustados porque se agrandan las dificultades de la compra y, a muchos, se les agudizan los problemas para llegar a fin de mes. Los precios y el rosario de rebajas de penas a los agresores sexuales son dos gotas malayas de ácido corrosivo para cualquier gobierno.