FERNANDO SAVATER-El País
- Lo único seguro es que hoy la izquierda acumula los rasgos positivos mientras que la derecha se debate con los negativos o dudosos
Hablando de su amigo Gary Cooper, al que califica de buen chico, el guionista Peter Viertel señala: “En lo político, estaba un poco a la derecha de Gengis Kan”. Todos sonreímos ante la boutade, incluso la gente de derechas, aceptando que los rasgos brutales y depredadores del caudillo mongol corresponden al estereotipo eterno de la derecha, igual que otros rebeldes y fraternales a lo Espartaco podrían ser de izquierdas. Con naturalidad aplicamos ese paradigma binario a todos los tiempos como categorías universales aunque en realidad la izquierda y la derecha son un invento reciente, de hace algo más de 200 años. Y que poco pueden explicar hasta la aparición del Estado contemporáneo incluso después. Lo único seguro es que hoy la izquierda acumula los rasgos positivos mientras que la derecha se debate con los negativos o dudosos. Por eso cualquier persona que se considera de izquierdas se indigna si le llaman derechista, mientras que los de derechas sonríen pudorosamente si se les acusa de izquierdismo. La tradición manda que a la derecha se la juzgue por el peor de sus resultados y a la izquierda por la mejor de sus intenciones. Así cualquiera… Comentando el vídeo Viva el Rey de Libres e Iguales, gente de orden preguntaba si no perjudicaría al Monarca ser celebrado por tanta gente de derechas, pero nadie planteó que los de izquierdas podrían verse tachados de anticonstitucionalistas por no participar en el homenaje.
Lo peligrosamente simpático de la izquierda es que ve a los Gobiernos como socorristas. No es criticable que el Estado proteja a los débiles pero sí que debilite a todos con su protección como proyecto político. “La patria es un hospital”, enseña el profesor Errejón. Los ciudadanos son lisiados, los gobernantes enfermeros y los medios de comunicación anestesistas.