EL MUNDO – 15/06/15
· Su tercera vía, incompatible con el plan de Mas, obtiene el 50,90% de votos en Unió.
La consulta sobre el papel de Unió Democràtica de Catalunya constató anoche que el proceso soberanista ha partido a la formación en dos mitades casi iguales. El sí a la pregunta propuesta por Josep Antoni Duran Lleida y el resto de la dirección fue mayoritario, pero el margen de la victoria es tan estrecho que permite interpretaciones en múltiples direcciones.
La tercera vía de Duran entre el inmovilismo y la secesión explícita logró 1.351 votos (un 50,90%); el no, que los independentistas se atribuyen al completo, consiguió 1.226 (un 46,19%).
El resultado, además, deja en el aire la continuidad de la federación de CiU. Convergència ha virado en los últimos años hacia el independentismo exprés, y la victoria de las tesis gradualistas de Duran abre la incógnita de si podrán compatibilizarse ambas posiciones antes de las inminentes elecciones autonómicas del 27 de septiembre. De momento, la JNC, las juventudes del partido de Mas, publicaron anoche un comunicado, nada más conocerse el resultado, en el que pedían la disolución de la federación porque creen que la victoria del sí «choca frontalmente» con el plan soberanista.
La pregunta que se presentó a la militancia de Unió era compleja. No su enunciado principal: «¿Queréis que Unió continúe su compromiso con el proceso, desde el catalanismo integrador?». Pero condicionaba la respuesta a seis criterios, entre los que destacan la necesidad de que el procés se mantenga siempre dentro de la legalidad y dejando margen al diálogo con el Gobierno, o de que se garantice que Cataluña permanecerá en cualquier caso dentro de la UE.
Como esas condiciones parecen incompatibles con la «hoja de ruta» hacia la independencia que pactaron en marzo Artur Mas y Oriol Junqueras, la votación de ayer se convirtió en seguida en un pulso entre los independentistas –que querían seguir a pies juntillas el plan soberanista– y la tercera vía que propugnaba la dirección.
El estrecho margen entre las dos opciones –125 votos– provocó que ambos bandos celebraran el resultado como una victoria. La dirección dejó claro que considera avalada su postura. «Unió tiene voz propia y legitimada en el procés. Continúa comprometida con el proceso, continúa aspirando a la plena soberanía de este país, pero en los términos explicitados en la pregunta. Nuestra posición queda legitimada radicalmente: me gustaría saber cuántos alcaldes de los elegidos ayer gobernarán con al menos el 51% de votos de sus ciudadanos», afirmó Ramon Espadaler, conseller de Interior de la Generalitat y número dos de Duran en el partido.
Pero los críticos, que tuvieron que acallar los gritos a favor de la independencia de sus partidarios para explicar los resultados, ven un panorama muy diferente. «Sería una irresponsabilidad no saber leer una diferencia de 125 votos. Mañana por la mañana [por hoy], el mandato que tiene la dirección es decir sí o no a la incorporación a la hoja de ruta. Y, con la mitad del partido diciendo sí a la independencia y la otra mitad diciendo sí al proceso, es muy obvio: nos tenemos que sumar», dijo Antoni Castellà, cabecilla de los díscolos, para explicitar que la batalla por el control del partido no terminó anoche.
Las próximas semanas serán determinantes, porque Mas debe explicar con qué formato piensa presentarse a las elecciones del 27-S, y todo apunta a que encabezará una lista independentista sin siglas en la que podría dar cobijo a los principales dirigentes del sector crítico de Unió.
La semana previa a la votación deparó la imagen de un partido dividido, obligado a decidir sobre el plan pactado en marzo por Mas y Junqueras. Históricos como Núria de Gispert, la presidenta del Parlament, o Joan Rigol, que ocupó ese cargo en el pasado, han hecho campaña por el no con un tono de enfrentamiento desconocido hasta ahora en el partido. Todos los miembros de Unió en el Govern –la vicepresidenta Joana Ortega y los consellers Ramon Espadaler y Josep Maria Pelegrí– han permanecido al lado de Duran.
Los independentistas incluso recogieron firmas de militantes para pedir una pregunta clara sobre la ruptura con España antes de que Espadaler presentara el enrevesado enunciado que se votó ayer. En pocos días, lograron 1.019 apoyos de entre los 4.095 afiliados que estaban llamados a las urnas, y ya quedó claro que la consulta a la militancia no iba a ser el camino de rosas que seguramente se había previsto en un principio.
La jornada transcurrió sin contratiempos y con las anécdotas habituales, entre las que destaca que la vicepresidenta Ortega se dejó el DNI en casa y trató de votar con una tarjeta de crédito. No lo consiguió pese a su rango, y tuvo que volver a casa para recuperar el documento y poder pronunciarse.
Un partido en riesgo de división
Ramon Espadaler. El secretario general de Unió y mano derecha de Josep Antoni Duran Lleida defendió anoche que el resultado de la votación «compromete» a UDC con el proceso soberanista impulsado por Artur Mas y rechazó que el ajustado resultado vaya a provocar una fractura en el partido democristiano.
Antoni Castellà. El defensor de la plataforma del ‘no’ a la pregunta de la consulta reclamó a la Ejecutiva de la formación democristiana que dé un paso para sumarse a la hoja de ruta de Mas y ERC, ya que el resultado de la votación había sido un «empate técnico», con una diferencia «pírrica» de 125 votos entre el ‘sí’ y el ‘no’. «Sería un error dar la espalda a la mitad de la militancia», advirtió Castellà.
Joventut Nacionalista. La organización juvenil de Convergència, el partido de Mas que forma CiU junto a Unió, salió anoche directamente a pedir que la federación nacionalista se rompa. Consideran que lo aprobado por los democristianos «desacelera» el proceso soberanista y que eso «no se puede permitir».
Josep Antoni Duran Lleida. Optimista durante toda la jornada, el líder del partido destacó mientras se producían las votaciones que ayer se trataba de que «decidiera Unió, pensando en Unió y pensando en Cataluña».