EL MUNDO – 14/02/15
· Plantea a la cúpula de su partido elegir ya si hay que seguir siendo socios de Artur Mas.
Josep Antoni Duran Lleida ha llegado a la conclusión de que Unió Democràtica de Catalunya tiene que decidir entre desaparecer siguiendo la estela de Convergència o presentar una alternativa de marca histórica con credenciales internacionales, ideología social y sin el lastre de Pujol y de Mas, las cuentas en Andorra o en Liechtenstein y la connivencia con Esquerra, desastrosa desde el punto de vista de la expectativa electoral. Así lo planteó a la cúpula de su partido en un almuerzo celebrado el jueves en el restaurante El Mató, en el barrio de Pedralbes de Barcelona.
El encuentro se produjo dos días después de que los diputados de Unió en el Congreso, incluido Duran, votaran a favor de la tramitación del pacto contra el terrorismo yihadista, mientras los parlamentarios de Convergència decidían abstenerse para escenificar el distanciamiento con sus socios.
Duran sabe que antes de las elecciones municipales del próximo 24 de mayo no habrá grandes movimientos, porque los dos partidos, Convergència y Unió, tienen ya pactadas sus candidaturas con poco margen para meterse en más líos, en plena decadencia de CiU como marca y en un escenario político que avanza –todas las encuestas lo sugieren– hacia la fragmentación. CiU tuvo hace cuatro años sus mejores resultados en unas municipales y el próximo mes de mayo el batacazo podría ser considerable. Cualquier precaución es poca para tratar de minimizar los daños.
Pero el presidente de Unió sabe igualmente que el sector soberanista de Convergència, encabezado por Josep Rull (coordinador general) y Lluís Corominas (vicesecretario general de Coordinación Institucional), está presionando a Artur Mas para que renuncie a su alianza con Unió y ganarse así el favor, de un lado, de ERC y, del otro, del electorado independentista, que muchas veces ha puesto a Duran como excusa para no votar a Convergència.
Por otro lado, Convergència, a pesar de las intensas negativas recibidas hasta ahora, no ha renunciado todavía a la candidatura con ERC. Ni Mas ni su equipo quieren correr el riesgo de perder las elecciones y en la misma medida les horroriza la idea de tener que compartir la Generalitat con los republicanos. En este sentido, renunciar a la federación con Unió les parece un precio aceptable si logran algo más de credibilidad entre los electores secesionistas y, sobre todo, si a Oriol Junqueras le parece un gesto suficiente para aceptar la lista unitaria que no sólo le aseguraría la victoria –y, por tanto, la Presidencia– a Mas, sino que dejaría a ERC sin un poder concreto en el Parlament y el Govern, al estar todos los diputados supeditados a la jerarquía de la candidatura del president.
Pero en la línea de desacierto que ha llevado Convergència desde 2012, lo más probable es que se queden sin Unió y sin Esquerra, que pierdan entre 10 y 20 diputados y, con ello, la Presidencia de la Generalitat. De hecho, la trayectoria electoral de CDC demuestra que cuando más se ha alejado de la moderación de Unió y más ha querido emular a ERC, más diputados ha perdido. El mito de que Cataluña ha cambiado contrasta con los datos: Pujol, renegando de la independencia, obtuvo sus más absolutas mayorías. Mas, coqueteando con la separación, perdió 12 diputados y hoy las encuestas dicen que se está desangrando. Cuando Duran advierte de la desaparición de Convergència, sabe de lo que habla.
EL MUNDO – 14/02/15