Pedro Chacón-El Correo
- El PP entregó al PNV la Alcaldía del municipio vizcaíno. En la constitución de la Mesa de las Juntas de Bizkaia, los peneuvistas dejaron fuera a los populares
El 5 de junio, tras las elecciones municipales del 28 de mayo y en pleno proceso de deliberación de pactos, el PP vasco se reunía en el cementerio de Durango para recordar al concejal Jesús María Pedrosa, asesinado hace ahora 23 años, y conjurarse en que «lo que el PP va a hacer y está haciendo es desalojar a EH Bildu de todas las instituciones». Esa era la frase estrella para la ocasión, respecto de un partido que, querámoslo o no, es legal, como lo es Vox. El PP venía repitiendo lo del desalojo desde la noche electoral como un mantra y trascendió al ámbito nacional por boca del propio Feijóo. Era como un desahogo que este partido necesitaba exteriorizar, al comprobar que una leve mejoría de sus resultados había exorcizado el peligro de extinción que algunos le vaticinaban
Pero ¿cómo es eso de desalojar el PP a EH Bildu de las instituciones? EH Bildu ha obtenido 1.050 concejales en todo el País Vasco, por 981 del PNV, y tiene 107 alcaldes y 51 junteros en los tres territorios. El PP tiene, en cambio, 71 concejales, 2 alcaldes y 15 junteros. ¿Cuándo va a empezar el PP vasco a hacer política adulta en Euskadi? Y sobre todo a no depender de los comentaristas de Madrid porque desde Madrid, como dijo una vez Antonio Basagoiti, se torea muy bien. ¿Que es injusto, que se está premiando a gente que va con exterroristas en sus listas, que no se tiene en cuenta el sacrificio de la gente del PP acosada y martirizada durante cuarenta años por el terrorismo? Pues sí a todo. Y cuál es la solución o la salida a todo esto, ¿pensar que todos los demás están equivocados y que no hay derecho a que las cosas sean así, pensar que el único objetivo es EH Bildu?
La política del posterrorismo era esto y cuando se habla por ahí de hacer política para adultos, y precisamente es el PP el que emplea esta etiqueta desde que Rajoy publicó su libro con ese título -para conjurar las frivolidades e infantilismos de la política populista del Gobierno de Pedro Sánchez-, lo que tendrían que empezar a hacer es aplicarse ellos también ese principio en Euskadi. Y evitar así esas efusiones marcianas de «desalojar a EH Bildu de las instituciones», proclamando que van a dar los votos gratis para ello.
En las instituciones donde los votos del PP han sido decisivos -la Diputación de Gipuzkoa y el Ayuntamiento de Vitoria y la Diputación de Álava-, lo han sido por el voto inamovible de Podemos a favor de EH Bildu. Y ese no es un detalle baladí. Y hay que decirlo, porque luego, si no, se distorsiona la complejidad de la política vasca. Los árboles abertzales no le dejan al PP vasco ver el bosque en Euskadi.
El único sitio donde el PP ha sido decisivo sin mediación de Podemos ha sido en Durango, lo que ha posibilitado que la alcaldesa actual sea del PNV y no de EH Bildu, como lo fue la anterior. Pero la de ahora resulta que pretende subirse un 66% su sueldo. ¿Eso también lo va a apoyar el PP? Y sin contar con lo que ha hecho el PNV en la constitución de la Mesa de las Juntas Generales de Bizkaia, donde con 23 junteros, por 15 de EH Bildu, 8 del PSE, 3 del PP y 2 de Podemos, ha dejado fuera al PP en favor de Podemos, el mismo Podemos que ha obligado a que PNV y PSE necesiten el apoyo indeseado del PP en Álava y Gipuzkoa.
El PNV, por boca de su presidente, en declaraciones de un par de días antes, había advertido con toda la intención y sabiendo que se estaba negociando la constitución de la Mesa de las Juntas Generales de Bizkaia, que el PP viene «duro, al límite y con sed de venganza», por su pacto alcanzado en Valencia con Vox. Y tiene pinta de que eso ha abocado a la decisión jeltzale de dejarle fuera de la Mesa de las Juntas de Bizkaia. Para nada se acordaron entonces de que gracias al voto del PP habían recuperado la Alcaldía de Durango.
El concepto de política adulta, que en Madrid puede estar en trance de triunfar en las próximas generales, en Euskadi tiene otras modulaciones, porque lo que allí se llama política adulta aquí sería algo así como el rodillo nacionalista, que ha conseguido que no haya alternativa a la vista en Bizkaia y que entre el PNV y EH Bildu se lleven 197 alcaldías de 251 posibles, siendo otras 40 para candidaturas independientes. La paradoja es que quien más habla de hacer política adulta en Madrid -el PP- es quien luego menos la practica en Euskadi. Y no estoy diciendo que haya que actuar como si el terrorismo nunca hubiera existido. Lo que hay que hacer es asumir la realidad y no apoyar a nadie gratis ni marcar de antemano los movimientos. Porque la política no consiste en otra cosa que alcanzar el poder y mantenerse en él y luego, desde ahí, dictar tu propia comprensión de la moral y de la justicia, pero no antes, porque hacerlo antes es como quien enseña las cartas sin haber empezado a jugar la partida.