El nuevo Consejo Asesor del Euskera sigue integrado exclusivamente por personas bilingües. Los monolingües, la mayoría, seguimos excluidos del órgano que determina lo que se nos aplica. El socialismo vasco practica en materia cultural una política de construcción nacional idéntica a la nacionalista en su contenido.
Hace dos años escribía yo un artículo criticando una situación tan pasmosa como la que muestra la composición del Consejo Asesor del Euskera, una institución que tiene como función principal asesorar al Gobierno en materia de política lingüística y en el que, sin embargo, no están representados los sujetos pacientes de esa política, es decir, los ciudadanos vascos monolingües. De manera que se produce el llamativo dislate, desde un punto de vista democrático, de que los que asesoran políticas concretas no forman parte de la ciudadanía que las sufre y, en cambio, quienes sí las padecen (o las disfrutan) no tienen ni voz ni voto en dicho Consejo. Y ello a pesar de que esa parte de la ciudadanía es mayoritaria. Todo ello con el acuerdo de los socialistas vascos, a quienes les parecía perfecta esa situación.
Un lector y afiliado socialista (Alejandro Sota Aira) se indignó entonces por mi afirmación: no critique a los socialistas vascos, me dijo, porque precisamente hemos incluido en nuestro programa electoral la exigencia de que «el Consejo Asesor del Euskera dé entrada también a monolingües, dado que la mayor parte de la planificación de sus políticas se refiere a estos». Es más, decía, de acuerdo con nuestro programa «modificaremos la normativa por la que se rige el Consejo para que, con denominación diferente, se dé cabida en él a representantes cualificados del ámbito castellanohablante».
Han pasado casi dos años desde que los susodichos socialistas llegaron al gobierno, y precisamente estos días leemos que se ha reunido el nuevo Consejo Asesor del Euskera que, ¡oh casualidad!, sigue integrado única y exclusivamente por personas bilingües. Los monolingües, la mayoría de la ciudadanía, seguimos excluidos del órgano que determina la política que se nos aplica. Una situación que casa muy mal, todo hay que decirlo, con el discurso de la ciudadanía que el lehendakari no se quita de la boca.
A mí no me ha sorprendido lo sucedido, pues hace ya años constaté que el socialismo vasco practica en materia cultural una política de construcción nacional idéntica a la nacionalista en su contenido, aunque no en su música. Si lo cuento es sólo porque, después de tan claro programa electoral, la cosa suena un poco a burla.
José María Ruiz Soroa, EL DIARIO VASCO, 26/1/2011