ABC 27/12/16
· Antaño figura de consenso, los afines al número dos creen que abusa de su puesto
Cuando Pablo Iglesias cesó a Sergio Pascual, principal apoyo de Íñigo Errejón, como secretario de Organización, no lo sustituyó por uno de sus más estrechos colaboradores como Irene Montero o Rafa Mayoral. Sus nombres estaban en todas las quinielas, pero Iglesias sorprendió designando a Pablo Echenique, que ya era secretario general del partido en Aragón. De ese modo Iglesias empezó a tejer una alianza estratégica con los anticapitalistas, cercanos al político aragonés desde que éste compartiese candidatura crítica a Iglesias con estos en la asamblea fundacional del partido. Una alianza que ahora precisa para mantenerse al frente del partido.
Pero no solo eso. La supuesta cercanía de Echenique a las bases y el hecho de que Iglesias no optase por alguno de quienes por entonces componían su núcleo duro generó un consenso que convirtió a Echenique en una figura por encima de cualquier crítica. Pero eso se ha terminado. El político aragonés ha empezado a ser fuertemente criticado por los afines a Errejón por su participación en la campaña en redes sociales contra el secretario político, por justificarla posteriormente como «un toque de atención» pero también por entender que utilizó su rango (sede central y cuenta de Twitter) en beneficio de su candidatura en la consulta a las bases.
· Acusación
«Es impropio de un secretario de Organización participar tan abiertamente en una campaña»
Ayer, la portavoz en el Ayuntamiento de Madrid, Rita Maestre, valoró la campaña que los afines a Iglesias lanzaron contra Errejón como «un error», y apuntó directamente a Echenique: «Creo que es impropio de un secretario de organización participar tan explícitamente en una campaña». En privado los afines al secretario político valoran la campaña como un acto «infame» y atestiguan que «con su posición completamente de parte» Echenique «está destrozando su imagen a pasos agigantados». Eduardo Fernández Rubiño, diputado en la Asamblea de Madrid, afeaba sus palabras: «En una organización democrática no caben los toques de atención para frenar la popularidad interna ni los disensos». Más cruda era Eva Muñoz, miembro del Consejo Ciudadano, que escribía así al secretario de Organización: «Has sido una enorme decepción compañero. Tu credibilidad es nula. Deberías reflexionar sobre cómo has quemado tu imagen en tan poco». Una consulta a las bases que dejó un resultado muy igualado entre los dos sectores, el cese de José Manuel López como portavoz en la Asamblea que provocó la contestación errejonista y la campaña contra Errejón en plena Nochebuena reflejan un Podemos dividido, en el que todo se lee en la clave «o con Pablo o con Íñigo». Pocos escapan a esa reducción que lleva al partido a un proceso de refundación con menos de tres años de vida.