Tener claro qué es lo que somos

ABC 27/12/16
RAMÓN PÉREZ-MAURA

· Comprendo que quisieran oírle hablar bien del derecho a la secesión. Pero entonces nuestro Rey dejaría de serlo. Y eso, exactamente, es lo que quieren

TAMPOCO tiene mucho de nuevo la alineación que se produjo el día de Navidad entre los partidos que se manifestaron a favor del discurso del Rey de la víspera y los que lo descalificaron. Convendría tenerlo presente como causa de reflexión para afrontar la duda de quiénes defienden el sistema constitucional y quiénes quieren acabar con él. Basta mirar con qué discurso replicó cada cual a la alocución regia. Vivimos en un tiempo en que debería dejar de tener sentido el definirse como «monárquico». Eso tuvo razón de ser durante la II República y la dictadura del general Franco, cuando el jefe de la Casa Real vivía en el exilio. En la España presente, cuando nuestro sistema político respaldado por los españoles en un referendo constitucional es la Monarquía parlamentaria, deberíamos considerar monárquicos a cuantos apoyan la vigencia de la Constitución. Incluso a quienes crean que puede ser mejorada sin alteraciones de fondo a ese capítulo.

En su discurso navideño de 2016 Felipe VI no ha dicho nada que no entronque perfectamente con nuestra Carta Magna. Y eso, precisamente, es lo que menos ha gustado a algunos partidos. ¿Puede alguien en su sano juicio pretender que un Monarca constitucional actúe al margen de la Constitución de la que emana su poder? Poder que en realidad sólo es auctoritas y no potestas. Cosa que algunos no tienen clara y de la que otros no quieren enterarse.

En alguna ocasión ha quedado dicho que uno de los errores del reinado de Juan Carlos I fue no asentar la idea de la Monarquía teorizando sobre ella, haciendo una política divulgadora de este sistema político que tiene asiento en algunos de los países más desarrollados del mundo y que en las democracias da una estabilidad política incomparable. Los muchos años de merecida bonanza de ese reinado, combinados con el arrollador don de gentes del anterior Soberano, llevaron a no prestar atención a esa cuestión. Ahora es el reinado de Don Felipe el que se encuentra con que los fundamentos teóricos de lo que es y debe representar la Corona están tan escasamente arraigados, que algo tan elemental como su discurso de Navidad, en el que plantea cuestiones de una trascendencia indiscutible desde puntos de vista que casan perfectamente con la Carta Magna, llevan a que partidos minoritarios, pero muy relevantes, cuestionen al papel del Rey.

Felipe VI representa a las minorías, al Estado de derecho, a nuestros ejércitos y a la unidad de la patria (con perdón). Representa a España misma por más que a algunos les repatee. Comprendo que ellos quisieran oírle hablar bien del derecho a la secesión. Pero entonces nuestro Rey dejaría de serlo. Y eso, exactamente, es lo que quieren quienes piden que les dé cuartelillo.