Cartas al Director, DIARIO VASCO, 25/6/11
«Eduardo fue condenado sin juicio previo». Esta frase de Paqui Hernández, viuda del agente, resulta ser tan cierta como dramática. No obstante, quienes le mataron sí creyeron ejecutar, mediante cruelísimo atentado, la sentencia dictada en una especie de juicio paralelo anterior. Cabe preguntarse quiénes fueron los acusadores del policía nacional Eduardo Puelles. En primer lugar quienes le asesinaron y su entorno; pero esta respuesta es muy incompleta. Eduardo ingresó en la Policía Nacional en 1982. Desde entonces tuvo muchos acusadores que por unos u otros intereses decidieron que Eduardo y sus demás compañeros de profesión estorbaban, independientemente de su mejor o peor quehacer diario. Entre otras, una expresión tan salvaje como socialmente exitosa lo demuestra: ‘¡Que se vayan!’ El asesinato de Eduardo Puelles desencadenó un sin número de condenas y condolencias; sin embargo, la vida y la dignidad de Eduardo Puelles tenían idéntico valor en 1982 y en 2009, año de su muerte. La consecuencia de esta reflexión resulta bastante escandalosa y constituye motivo suficiente para impugnar de raíz nuestro actual modelo de convivencia. Incluso me atrevería a decir que, aún sin conocerlo a fondo, resultaría más fácil justificar un pacto del euro acordado tan lejos que justificar un orden social cimentado sobre un latrocinio acordado tan cerca.
Cartas al Director, DIARIO VASCO, 25/6/11