FLORENCIO DOMÍNGUEZ, EL CORREO – 19/08/14
· Uno de los datos destacados por el secretario de Paz y Convivencia, Jonan Fernández, en el balance veraniego que ha hecho del plan de paz ha sido el curso de formación en derechos humanos para miembros de la Ertzaintza que fue encargado a Amnistía Internacional y al que asistieron unas setenta personas.
Impartir formación en derechos humanos a los miembros de los cuerpos policiales es algo lógico que debe de estar incluido en los planes ordinarios de estudio de las academias. Y, de hecho, la Academia de Arkaute, desde hace años, antes de que se inventara el Plan de Paz y Convivencia, tiene cursos específicos de formación en esta materia, cursos que se complementan con jornadas como las que se celebrarán en octubre, continuando ediciones de años anteriores, bajo el título de ‘Buenas prácticas policiales en el ámbito de los derechos humanos’. O con publicaciones como la colección de libros titulada ‘Manual del policía vasco’, que en su primer volumen dedica uno de los tres capítulos a «la Policía vasca y los derechos humanos».
La preocupación por esta formación específica es la que llevó a la directora de Arkaute, Malentxo Arruabarrena, a destacar en la presentación del Plan de Actividades de 2013 el objetivo de «orientar la formación hacia el respeto de los derechos humanos». Éste es un área que está cubierta de manera satisfactoria en los planes ordinarios de formación de la Ertzaintza.
Por todo ello, incluir un curso de esa naturaleza en el plan de paz es, antes que nada, una actividad propagandística que añade poco a lo que la Academia de Arkaute hace de forma cotidiana. Es una propaganda tan fácil como organizar actividades en un colegio infantil donde se tiene al público cautivo, porque si no hay voluntarios suficientes, siempre se puede llenar el aforo con una orden a los agentes que sean necesarios. Además, transmite un mensaje equívocado sobre la Policía porque al incluir la formación en derechos humanos en el plan de paz parece se está indicando que en esa materia hay un déficit de los ertzainas que hay que corregir para mejorar la convivencia en la nueva situación sin terrorismo, lo que no es cierto. Parece que quien necesita reciclarse para la democracia es la Policía vasca y no los terroristas.
El curso de formación en derechos humanos del plan de paz tenía un destinatario equivocado. No son los policías vascos los que necesitan ese aprendizaje, sino ese 26% de jóvenes que está dispuesto a utilizar la violencia para defender sus ideas políticas, tal y como señala el Observatorio Vasco de la Juventud. Público necesitado de aprender los rudimentos del respeto a las personas no son los ertzainas sino todos esos presos o ex presos de ETA que siguen sin reconocer la ilegitimidad del terrorismo que practicaron ni de los crímenes que cometieron, o los hermanos políticos de esos presos que empiezan a acudir a homenajes a víctimas de ETA, pero sin atreverse a decir que esas personas, ni ninguna otra, no debieron ser asesinadas y que unos no tenían derecho a quitarles la vida ni ellos a justificar el crimen. Reeducar a esa gente en derechos humanos sí que sería materia de un plan de paz.
FLORENCIO DOMÍNGUEZ, EL CORREO – 19/08/14