JUAN CARLOS VILORIA-EL CORREO

  • Paradójicamente, a Sánchez el remedio se le puede volver en contra como un bumerán

La vacuna contra la Covid-19 no es únicamente un medicamento que puede salvar millones de vidas. También es un meteorito político de primera magnitud. Como un novedoso efecto mariposa, el aleteo de una pequeña jeringuilla en un ambulatorio se transformará en una conmoción que llegará a gobiernos, sistemas políticos, equilibrios sociales, modos de producción, estilos de vida y provocará cambios descomunales en los pilares que sostenían la economía y la política en el mundo. Con la vacuna se van a forrar hasta extremos colosales Pfizer y otras compañías farmacéuticas. Eso es capitalismo. Con ella, desde el último sin techo hasta el mayor potentado la recibirán gratis y siguiendo rigurosamente el turno sin distinción de clase. Eso es Estado moderno de bienestar.

Gracias al capitalismo las empresas han podido contratar a los mejores investigadores en cualquier país del mundo en la búsqueda febril del remedio a la pandemia. Gracias a los impuestos que exige mantener el Estado de bienestar las sociedades modernas podrán pagar el alto precio del fármaco y proteger por igual a todos sus ciudadanos. Ambos elementos: sociedades de libre mercado capitalista y sistemas políticos dirigidos al Estado de bienestar saldrán reforzados de este cataclismo. Otra cosa serán los gestores, los políticos, los administradores de la vida pública en estos meses de pánico. Por eso, la vacuna tendrá impactos más locales.

Ese insignificante pinchazo en el brazo tendrá un poderoso efecto liberador. Después de largos meses de miedo los vacunados se sentirán más libres. Volverán los mecanismos mentales a operar sin pánico al futuro. Millones de trabajadores (esperemos) podrán liberarse de los ERTE que les han inmovilizado social y políticamente tanto o más que el confinamiento perimetral.

En Moncloa ya se han puesto las pilas intentando asociar el remedio al Gobierno de Sánchez. No vimos al presidente Sánchez en los hospitales desbordados y sin equipos de protección. Tampoco pusieron pancartas con el logo ‘Gobierno de España’ en las morgues y las UCIs. Pero se han apresurado a envolver con la tarjeta del Gobierno los contenedores con el maná de la vacuna protectora. Alguien tiene miedo a la reacción de los vacunados. ¿Aplaudirán al Gobierno por haber traído la medicina como regalo de Reyes? ¿O ahora que se sienten con menos miedo al futuro le pasarán cuentas por los desastres de la gestión y las medias verdades? Dicen que, con los Presupuestos aprobados, Sánchez se ha blindado hasta 2024. Pero la vacuna, paradójicamente, se le puede volver en contra como un bumerán. Un simple meteorito provocó la extinción de los dinosaurios.