El alfil

IGNACIO CAMACHO – ABC – 14/01/16

· La mayoría del PP se jibariza sin más consuelo que una pedrea aceptada para ejercer el bloqueo desde la oposición.

El pensamiento de la derecha –no, no es un oxímoron– tiene tendencia a enfocar bajo su propia óptica al de la izquierda, lo que con frecuencia conduce a diagnósticos engañosos y soluciones erróneas que son, junto al arte de buscar problemas donde no los hay, la clave de la política según Groucho Marx. La diferencia no es de lenguaje sino de mentalidad y de semántica ideológica; lo que para la derecha significa una cosa tiene un sentido distinto en la acera de enfrente.

Lo estamos viendo estos días, y es sólo un ejemplo, en torno a los pactos postelectorales. Bajo el concepto de acuerdo se acogen dos interpretaciones diferentes que dan lugar a un equívoco: mientras el PP intenta un pacto de estabilidad que acoja a los socialistas, éstos sólo se interesan por el modo de excluir a quien les tiende la mano.

Así, el reparto de la Mesa del Congreso adquiere para el marianismo un sentido desenfocado. No se trata del primer paso hacia un entendimiento constitucionalista sino de la primera derrota de los populares, que empiezan a comprobar las reducidas dimensiones de su insuficiente victoria. La mayoría relativa del PP se jibariza sin más consuelo que una pedrea secundaria que ni siquiera tendrá poder de bloqueo si no suma sus fuerzas con las de Ciudadanos. Eso es una lógica de oposición.

Si el acuerdo deja fuera a Podemos es porque el PSOE pretende adquirir músculo para negociar con ellos lo que de verdad le interesa. Pedro Sánchez no ha cambiado de prioridad: al contrario, siente que está más cerca de su objetivo al arrebatar al adversario una pieza estratégica y situar a un alfil de su color en el centro del tablero. Justo la magistratura que ha de proponer al Rey los candidatos a la jefatura del Gobierno.

Por las mismas razones parece precipitada la conclusión de que Patxi López es el primer presidente de la Cámara elegido entre las filas de la oposición. En términos objetivos procede de la minoría pero la intención de Sánchez no coincide con ese planteamiento. El líder socialista no se considera vinculado a ningún compromiso de mayor alcance y el propio recién elegido se apresuró a aclarar que no habrá quid pro quo. Actitud coherente, por otro lado, en quien fue lendakari con el apoyo del PP y jamás hizo un gesto remotamente parecido al agradecimiento.

El plan socialista continúa intacto: tumbar la investidura de Rajoy y a continuación propiciar una alianza alternativa con Podemos. Si Pablo Iglesias, que ayer se cabreó a modo, la rechaza tendremos nuevas elecciones. De modo que la derecha, cuya insuficiencia aritmética quedó escenificada en la circense inauguración de la legislatura, carece de motivo alguno para mantener su ensueño optimista de acercamiento a tres bandas. López sólo puede ser el correlato institucional de una nueva mayoría gubernamental de izquierdas o el presidente de las Cortes más efímeras de la democracia.

IGNACIO CAMACHO – ABC – 14/01/16