J. Arias Borque, LIBERTAD DIGITAL, 2/1/12
Los etarras anunciaron que dejan «su actividad armada», aunque ni se disuelven, ni entregan las armas ni piden perdón.
«ETA ha decidido el cese definitivo de su actividad armada. ETA hace un llamamiento a los gobiernos de España y Francia para abrir un proceso de diálogo directo que tenga por objetivo la resolución de las consecuencias del conflicto y, así, la superación de la confrontación armada». De este modo, los terroristas anunciaron el 20 de octubre de 2011 su renuncia a los métodos del terror.
El sueño de la sociedad española de un país sin terrorismo parece acercarse, sobre todo gracias a la implacable actuación durante estos años de las Fuerzas de Seguridad del Estado, aunque el hecho de que los etarras no hablasen ni de disolución de la organización, ni incluyesen una sola palabra de arrepentimiento por los crímenes cometidos, ni una solicitud de perdón a sus víctimas, y sí recuerdos para los etarras muertos y encarcelados, haga pensar que se pueda estar ante una nueva estrategia etarra.
Lo que sí está claro es que se ha pagado un peaje político por ello, que no es otro que el regreso del brazo político de ETA a las instituciones públicas. El primer paso fue su presencia en las elecciones municipales y forales del País Vasco y Navarra, donde concurrieron bajo el paraguas de Bildu, una coalición electoral integrada por Eusko Alkartasuna, Alternatiba –una escisión de IU– y los denominados ‘independientes’ de la izquierda abertzale.
El Gobierno Zapatero tuvo poca voluntad de anular las candidaturas de la coalición, renunciando a demostrar que los denominados ‘independientes’ eran la ilegalizalizada Batasuna camuflada, y por tanto, Bildu no era más que una nueva pantalla electoral del brazo político de ETA. Pese a esto, el Tribunal Supremo, tras recibir los informes realizados por Policía y Guardia Civil, anuló sus candidaturas. Una sentencia que fue revocada por la mayoría de los magistrados designados por el PSOE en el Tribunal Constitucional.
El segundo paso, fue la presencia de Amaiur en las elecciones generales del pasado 20 de noviembre. En este caso, una coalición integrada por los miembros de Bildu Aralar, la escisión de Batasuna-ETA. En este caso, el intento de anulación de las listas no llegó siquiera a los tribunales, lo que permitirá a los herederos de Batasuna y sus socios tener representación durante los próximos cuatro años en Congreso y Senado.
Un regreso a las instituciones que no pudo frenar un nuevo episodio de rebelión cívica, protagonizada por decenas de miles de ciudadanos que ocuparon las calles de Madrid el 5 (de febrero) a la 5 (horas de la tarde) exigiendo al por entonces Gobierno Zapatero que no claudicase y permitiese a los terroristas presentarse a las elecciones.
J. Arias Borque, LIBERTAD DIGITAL, 2/1/12