EL CORREO, 22/10/11
El frente galo de la lucha contra ETA no descarta el riesgo de escisión por un núcleo duro de irreductibles
Un punto de interrogación más que un punto final. El antiterrorismo francés percibe el cese definitivo de la actividad armada declarado por ETA con cautela y prudencia. Jueces, fiscales, policías y servicios secretos coinciden por separado en reclamar pruebas de la buena voluntad pregonada. Desde su puntode vista, los hechos avaladores de las palabras serían la entrega de los arsenales y la rendición de los clandestinos. A su juicio, esta doble exigencia disiparía el riesgo de escisión detectado en un núcleo duro de irreductibles.
«Yo soy como santo Tomás: creo cuando veo y toco», comentaba ayer una veterana personalidad de la lucha contra ETA en Francia. «Las promesas sólo comprometen a quienes se las creen», apostillaba con una máxima política que desde hace años relativiza en este país la transcendencia de las campañas electorales. «No se trata de ser pájaro de mal agüero, pero hay que tener cuidado», apuntaba un colega de los juzgados antiterroristas.
Los comentarios resumen la atmósfera de recelo, alegría contenida y suspicacia sin llegar al escepticismo que se respira en la vanguardia del frente francés. Las precedentes declaraciones que se quedaron en papel mojado y la experiencia de treguas rotas de forma sistemática alimentan la desconfianza relativa hacia una «buena noticia a falta de confirmación».
Parece como si en París se echara en falta que el comunicado de ETA no viniera acompañado con un documento anexo con las coordenadas GPS para localizar los zulos diseminados en suelo francés. «Es todavía pronto, pero si hacen eso se podría decir que es el comienzo del fin. En caso contrario, quiere decir que estamos ante una tregua mejorada», opina un magistrado.
Desde la cúpula policial se reclama además que los activistas en busca y captura se presenten en las comisarías. «Somos muy prudentes y no cambiamos en nada nuestra forma de trabajar porque tenemos casos abiertos, gente buscada y de todas maneras no hay más que una mera declaración», señalan en la Subdirección Antiterrorista de la Policía Judicial.
En los juzgados antiterroristas se dice desconocer quiénes han tomado la decisión de finalizar la lucha armada y ni siquiera saber la composición actual de la dirección etarra. De manera explícita se plantea que está por ver si el aparato militar también está detrás del comunicado. Dicho de otra manera, si responde a una iniciativa unitaria o sólo emana del entorno político de los encapuchados.
El análisis de los servicios de inteligencia apunta a una decisión tomada a la fuerza bajo la doble presión de los aparatos del seguridad del Estado y un brazo político encaramado en la vanguardia del movimiento. Aunque se admite que la dirección de ETA funciona como un bloque monolítico, no se descarta que en sus filas haya activistas disconformes con una dinámica asimilada al liquidacionismo, la claudicación o el entreguismo.
En la órbita de Karrera
El correlato lógico de ese enfoque es la posibilidad de una escisión, riesgo planteado abiertamente por todos los interlocutores. Uno de ellos lo vincula con la persistencia de ideólogos de pensamiento marxista que postulan la reunificación de Euskal Herria para fundar un estado socialista de cariz revolucionario y no se contentarían con la sola independencia, objetivo de la tendencia más nacionalista.
La hipótesis cismática, con precedentes en el IRA y otras organizaciones similares, no se ve que pueda cobrar cuerpo antes del 20-N, pues todas las corrientes comparten el interés de pasar por la cita electoral de la mejor manera posible. No se descarta, sin embargo, que en cuanto surja la primera dificultad los disconformes aprovechen la oportunidad para recuperar protagonismo en primer plano.
Los expertos franceses han detectado la existencia de un núcleo duro de intransigentes que sitúan en la órbita de Mikel Karrera Sarobe ‘Ata’, jefe del aparato militar detenido en Bayona en mayo de 2010. A él se le adjudica la autoría material de las muertes a tiros de dos guardias civiles en Capbreton (Las Landas) a finales de 2007 y del policía francés Jean-Serge Nérin en marzo de 2010, último asesinato en el historial criminal de ETA.
La ETA de ‘Ata’ concentra su presencia clandestina en el seno del aparato militar, poder fáctico interno en que los irreductibles se han hecho fuertes, según los especialistas galos. «Sería sorprendente que todo el mundo dentro de ETA esté totalmente de acuerdo con lo que se dice en el comunicado», observa una de las fuentes consultadas en París.
En hibernación
En Francia, ETA lleva meses adormilada, en estado de hibernación, sin dar muchos signos de actividad. Los últimos atestados en los ordenadores de la Fiscalía de París datan de comienzos de setiembre cuando se recuperó un coche robado en marzo y se desmanteló un zulo antiguo con material en mal estado.
Pero ese encefalograma plano no significa desaparición. «La estructura clandestina ha sido debilitada, pero sigue existiendo», observa un mando policial.
Incluso hay algunas señales preocupantes. Es el caso del cargamento intervenido a Iñaki Domínguez Atxalandabaso en junio a bordo de un tren procedente de Italia. Se trata de componentes electrónicos para confeccionar los dispositivos de activación decenas de bombas. Son modelos de última generación muy perfeccionados que en muchos casos venían de América por lo se deduce que la logística militar ha restablecido pasarelas operacionales con sus históricos refugios en México y Venezuela.
También se piensa que están en funcionamiento imprentas clandestinas pues los últimos documentos de identidad falsos intervenidos son de nueva y mejorada factura. Pero nadie se atreve a hablar de una reorganización general como en las treguas anteriores. «Desde hace algunos meses son mucho más discretos», sentencia un responsable policial.
EL CORREO, 22/10/11