EL MUNDO – 13/07/16
· El líder de Ciudadanos se compromete a facilitar un Gobierno en minoría del PP Barones socialistas piden a su secretario general que proponga la abstención de varios grupos parlamentarios.
Colocaron dinamita en el puente del diálogo, saltó por los aires y, ayer, con las prisas de una España en funciones y el fantasma de unas terceras elecciones, Mariano Rajoy y Albert Rivera se pusieron manos a la obra para reconstruir otra vez los cimientos. Y el líder de Ciudadanos, con el casco de obra para levantar la Legislatura, pone, de momento, el ladrillo de la abstención a un Gobierno en minoría de Rajoy y asume el rol de intermediario, otra vez, para convencer a Pedro Sánchez y al PSOE de que se pongan el mono de trabajo. «Sería conveniente que todos asumiéramos que nadie va a ganar y que todos debemos ceder. Los partidos de la oposición debemos hacer una reflexión: bloquear España no es una opción», fue el mensaje de Rivera a Pedro Sánchez tras su «constructiva» cita de ayer con Rajoy.
«La realidad hoy del país es un Gobierno en minoría del PP. Nosotros no vamos a apoyar esa investidura, no vamos a estar en ese Ejecutivo, pero vamos a ser responsables, conciliadores y negociadores», reflexionó ayer Rivera. Una actitud que celebró el PP, que ya ve en el líder de Ciudadanos un aliado para convencer al PSOE, sobre el que aumenta la presión para que permita la gobernabilidad.
Ciudadanos emprende el viaje de dejar en el pasado el veto a Rajoy –existen voces críticas con la contundencia del mismo– para facilitar un Gobierno en minoría de éste. Atrás queda la categórica afirmación de Rivera hace sólo unas semanas, el 16 de junio: «Sí, descarto una abstención de Ciudadanos. Nosotros no queremos que Rajoy gobierne».
Hoy la Ejecutiva de Ciudadanos decide qué votar en la investidura. Una suerte de rectificación a su estrategia con Rajoy. Fuentes de la dirección del partido explican que la opción más posible es un «no» en la primera votación y una abstención en la segunda. Descartan, al menos a día de hoy, un «sí».
En todo caso, la alianza de Rivera con Rajoy, su predisposición a facilitar su investidura, sorprende en tanto que el líder del PP no ofreció concesiones concretas a su interlocutor. Eso fue lo que dijo públicamente Rivera: «No ha habido propuestas explícitas de Rajoy». Sin embargo, hoy, podría haberlas porque el candidato popular se ha comprometido a presentar un documento en el que recoge las líneas centrales de su plan de gobernabilidad.
Pese a salir, de momento, con las manos vacías, Rivera quiere anunciar su giro respecto a Rajoy justo cuando Sánchez se reúna hoy con él. Después lo llamará, asumiendo nuevamente el rol de Celestina del bipartidismo, para tratar de convencerlo de que se sume a la abstención. «El PSOE tendrá que acabar mojándose», dijo ayer el líder de Ciudadanos.
Y es el mensaje que le transmitirá en la conversación que está previsto que mantengan. En el partido naranja creen que su abstención puede influir en el posicionamiento de los socialistas. Rivera apelará al sentido de la «responsabilidad», argumento bajo el que justifica que su cambio de estrategia no supone una traición a sus votantes.
El PP coincide en el papel que puede jugar Ciudadanos para atraer al PSOE. Por eso ayer la reconciliación entre Rajoy y Rivera se percibió como un movimiento fundamental para que prospere su investidura.
«Ha sido una reunión muy importante», señalaron fuentes del partido. Su objetivo de sumar a Ciudadanos para presionar al PSOE de cara a la cita de mañana se ha visto cumplido. Rivera es desde ayer un embajador más para lograr que Rajoy sea investido sobre todo después de que en una conversación privada con periodistas él mismo avanzara que telefoneará a Sánchez para ver si «entre todos se puede encontrar un espacio mínimo» de acuerdo.
Como contrapartida, en los próximos días, PP y Ciudadanos iniciarán una negociación sobre los Presupuestos, la senda del déficit y el techo de gasto. De manera paralela conversarán sobre la composición de la Mesa del Congreso en la que los populares están dispuestos a cederles un puesto (una vicepresidencia o una vicesecretaría, dependiendo del grado de compromiso que muestren). Al PP le corresponden cuatro asientos más la presidencia y a Ciudadanos con sus 32 escaños, en principio, ninguno.
El partido naranja deja para el comienzo de la legislatura la discusión sobre las reformas que son su «bandera», centradas sobre todo en la regeneración democrática.
La entrevista ayer con Rivera, que augura una nueva etapa de entendimiento entre los dos partidos del centro derecha, motivó después toda suerte de alabanzas. El propio Rajoy le agradeció en un comunicado «su voluntad constructiva» y el «esfuerzo que ha mostrado para intentar entenderse». Con la relación de ambos líderes por fin desencallada, desde el PP se destacó el hecho de que Ciudadanos ha roto el «cordón umbilical» que le ha unido al PSOE en los últimos meses.
En Moncloa, igualmente, se respiraba un clima de satisfacción. El horizonte, tras el encuentro, se veía más despejado hasta el punto de reforzarse la creencia de que es posible cumplir con el calendario que, desde el principio, ha manejado Rajoy. Esto es: investidura en la última semana de julio y formación de Gobierno inmediata. Si la negociación impusiera algún retraso, sería, según el entorno del presidente en funciones, mínimo.
La atención del candidato del PP se centra ahora en Sánchez, sobre el que recae la presión desde todos los flancos. Rajoy acudirá hoy a su cita con el secretario general del PSOE con un documento en la mano que será remitido en paralelo a los líderes de las restantes fuerzas.
El papel tendrá como guía los cinco puntos generales que ya planteó el líder popular tras las elecciones del 20-D, aunque en esta ocasión incluirá «matices» y «detalles» que permitirán ver la disposición a dialogar y ceder. En Moncloa barajan múltiples opciones en función de las alianzas que logre y con quién las logre. Una revisión de la reforma laboral para acomodarla al nuevo escenario económico; cambios en la ley de Educación; nuevas medidas para fortalecer la lucha contra la corrupción y la regeneración democrática e incluso disposición a abrir, llegado el caso, la vía para conformar una ponencia en el Congreso que estudie la reforma de la Constitución.
EL MUNDO – 13/07/16