LUIS VENTOSO – ABC – 14/01/16
· Todo sirve para la propaganda, para mostrar que llegan los guays.
Hay bebés tan dulces y sosegados que es como si se hubiesen pasado la gestación en una placenta de tisana. Otros, en cambio, nacen con los pulmones de Pavarotti y un perenne enfurruñamiento a lo Sánchez, que los lleva a prorrumpir en llantinas tan sonoras que desquician hasta a su más amorosa parentela. En pro de un clima de concordia en la nueva legislatura, hacemos votos para que nuestro primer bebé diputado, el hijo de una señora de Podemos, resulte de la estirpe de los mansos.
PSOE y PP, que ya tomaban iniciativas «sociales y progresistas» cuando los redentores de Podemos estaban de Erasmus, aprobaron en 2006 crear en el Congreso una guardería para menores de 3 años. Se trataba de facilitar la conciliación familiar de los diputados y permitir a las madres atender a la lactancia, evitando que se viesen obligadas a llevar a los bebés al hemiciclo. En aquella España rumbosa de antes de la crisis todo se hizo a lo grande: 144.000 euros para la obra y casi 200.000 para la gestión anual de la guardería. Con notable optimismo sobre el entusiasmo reproductivo de sus señorías, se habilitaron medio centenar de plazas para los bebés.
Ayer arrancó el curso en el Congreso. Carolina Bescansa, diputada de Podemos, de potentada familia compostelana y que cumplirá 43 años en breve, se llevó a su escaño a su segundo hijo, el lindo bebé Diego, al que también dio de mamar en la bancada. El bebé diputado, un habitual en la Cámara, ya había acudido con su madre a recoger el acta. La verdad es que el chaval no para. Cuentan que en la jornada de reflexión la cúpula de Podemos, fiel a su talante un poco infantil y juvenil, se fue con sus palomitas a ver «Star Wars». Y allá estuvo nuestro pobre bebé, tragándose los espadazos láser, el rollo místico de La Fuerza y los análisis fílmico-políticos del gran Iglesias Turrión. El bebé diputado no acumula mal bagaje: en seis meses de vida ya ha visto la destrucción de varios planetas y el asalto en directo al bipartidismo.
Soraya, Susana Díaz, Chacón… muchas mujeres han tenido hijos en política. Ninguna, claro, llevó al bebé a su escaño. Prefirieron salvaguardar su vida personal y no convertirla en un show mediático; además, existen otras soluciones. El bebé diputado fue arrullado ayer tiernamente por Iglesias Turrión (por cierto, nada más querido a todo sátrapa, de Franco a Fidel, que una foto amable con pequeñuelos). En una triste manipulación, la exhibición del bebé alberga un mensaje claro: aquí estamos, hemos llegado los guays, los diferentes, los sociales, los que hemos inventado la rueda, la democracia y el número Pi.
Poco antes de mecer al inocente Diego, Iglesias insultaba en Herrera a la inmensa mayoría de los españoles, que no comulgamos con Podemos ni lo votamos. Resumido, para Iglesias Turrión si no estás de acuerdo con él vienes a ser: A) Un imbécil. B) Un facha. Lecciones de intolerancia de un partido que, con bebé o sin bebé, lleva en su seno la semilla de la intransigencia y el totalitarismo, incluso hasta en sus sórdidos padrinazgos (Venezuela e Irán). Pero Sánchez, que solo piensa en salvar sus posaderas, ahí sigue, genuflexo ante quien desprecia al PSOE y quiere merendárselo.
LUIS VENTOSO – ABC – 14/01/16