IGNACIO CAMACHO-ABC
- Contra la razón ética, la razón pragmática. Las bases socialistas quieren el poder y lo proclaman sin falsas coartadas
Ese intento honorable de los exdirigentes parece condenado. En los últimos días se ha producido un contrataque orgánico, una movilización de militantes y cuadros, incluidos muchos veteranos, en apoyo del primer secretario. Algunos barones territoriales, como el gallego y el asturiano, han tenido un arranque de sinceridad al instar al líder a hacer lo necesario –«haz lo que tengas que hacer, Pedro»– para revalidar el mandato. Ésa es la línea: patriotismo de partido, demostración de fuerza. Todos detrás del jefe, filas prietas, dientes apretados, prejuicios fuera. El poder como bien mayor bajo el que queda subordinado cualquier escrúpulo de conciencia, cualquier reparo de constitucionalidad o de justicia, cualquier cuita ética. Si hay que amnistiar, se amnistía a quien sea antes de jugarse la supervivencia en una repetición electoral de traza incierta.
Siendo así la cosa, lo que no se entiende es el empeño en negarla o en disfrazarla con argumentos y consignas tan poco creíbles como la de la ‘pacificación’ catalana. Es mejor la postura de Barbón y Fermoso, más auténtica, menos hipócrita, más franca. En las redes sociales, los partidarios de la izquierda tampoco se cortan a la hora de expresarse en voz alta. Quieren que el PSOE siga mandando y lo dicen a las claras, sin remordimientos ni falsas coartadas. Contra la razón moral, la razón pragmática. Si se necesitan cuatro o cinco votos, a por ellos con todo lo que haga falta. Ése es el verdadero pensamiento (?) que sostiene la resistencia sanchista, el que ha permitido aguantar en unas elecciones que parecían perdidas, y no tiene sentido camuflarlo bajo inverosímiles consignas. Las bases sí conocen la desnuda crudeza de la política. Y si al final se malogra el desenlace en alguna dificultad imprevista no será porque ellas lo hayan impedido en un arrebato de dignidad colectiva.