IGNACIO CAMACHO-ABC

  • Contra la razón ética, la razón pragmática. Las bases socialistas quieren el poder y lo proclaman sin falsas coartadas

En vista de que Sánchez ha ordenado silencio, y sobre todo que nadie de los suyos mencione la amnistía, hay que sacar conclusiones a partir de las palabras no dichas. Al menos de las no dichas oficialmente, porque en el Partido Socialista los ‘chats internos crepitan y todo el mundo habla de ello sin tapujos ni disciplina. Y Junqueras, que no debe obediencia al presidente –en todo caso al revés– proclamó ayer a boca llena en la puerta del Congreso que el asunto está hecho y en la práctica a la espera de que el calendario de investidura permita publicitar el acuerdo. Como hasta ahora los socios vienen resultando más creíbles que el Gobierno cabe colegir que se trata de un secreto a voces pendiente sólo de que Puigdemont anuncie su visto bueno y ponga fecha a su regreso. Lo más probable es que suceda en cuanto Feijóo reciba la negativa de la mayoría del Parlamento. Antes de que la ‘vieja guardia’ felipista, que hoy está convocada en el Ateneo madrileño, arrecie en su presión para descarrilar el pacto desde dentro.

Ese intento honorable de los exdirigentes parece condenado. En los últimos días se ha producido un contrataque orgánico, una movilización de militantes y cuadros, incluidos muchos veteranos, en apoyo del primer secretario. Algunos barones territoriales, como el gallego y el asturiano, han tenido un arranque de sinceridad al instar al líder a hacer lo necesario –«haz lo que tengas que hacer, Pedro»– para revalidar el mandato. Ésa es la línea: patriotismo de partido, demostración de fuerza. Todos detrás del jefe, filas prietas, dientes apretados, prejuicios fuera. El poder como bien mayor bajo el que queda subordinado cualquier escrúpulo de conciencia, cualquier reparo de constitucionalidad o de justicia, cualquier cuita ética. Si hay que amnistiar, se amnistía a quien sea antes de jugarse la supervivencia en una repetición electoral de traza incierta.

Siendo así la cosa, lo que no se entiende es el empeño en negarla o en disfrazarla con argumentos y consignas tan poco creíbles como la de la ‘pacificación’ catalana. Es mejor la postura de Barbón y Fermoso, más auténtica, menos hipócrita, más franca. En las redes sociales, los partidarios de la izquierda tampoco se cortan a la hora de expresarse en voz alta. Quieren que el PSOE siga mandando y lo dicen a las claras, sin remordimientos ni falsas coartadas. Contra la razón moral, la razón pragmática. Si se necesitan cuatro o cinco votos, a por ellos con todo lo que haga falta. Ése es el verdadero pensamiento (?) que sostiene la resistencia sanchista, el que ha permitido aguantar en unas elecciones que parecían perdidas, y no tiene sentido camuflarlo bajo inverosímiles consignas. Las bases sí conocen la desnuda crudeza de la política. Y si al final se malogra el desenlace en alguna dificultad imprevista no será porque ellas lo hayan impedido en un arrebato de dignidad colectiva.