EL MUNDO – 06/08/15
· El PP supera al PSOE en tres puntos y juntos vuelven a superar la barrera del 50% de los votos.
· Podemos con 8,2 puntos menos que en enero, y C.s, con una caída de 2,7 desde abril, se desinflan.
Con el foco puesto ya en las elecciones generales de finales de año, los españoles empiezan a volver la vista hacia los dos grandes partidos, PP y PSOE, que juntos consiguen superar de nuevo la barrera psicológica del 50% en intención de voto. En concreto, las dos fuerzas tradicionales sumarían hoy el 53% de los sufragios, de acuerdo con el barómetro realizado a principios del mes de julio por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). Doblarían así la bolsa de votantes que apostaría por el tándem que forman los nuevos grupos políticos: Podemos y Ciudadanos.
Populares y socialistas consiguen, tras las elecciones municipales y autonómicas, empezar a remontar las malas perspectivas que acumulaban encuesta tras encuesta tras la aparición en el escenario político nacional de dos fuerzas emergentes encabezadas por Albert Rivera y Pablo Iglesias que enarbolan, cada una desde un ángulo del espectro ideológico, un discurso marcadamente social y que planta cara frontalmente a los vicios de la corrupción.
El PP protagoniza el sondeo, al conseguir una subida en intención de voto de 2,6 puntos en comparación con los resultados del barómetro del pasado mes de abril. Hoy lograría un 28,2% de los sufragios frente al 25,6% que se le pronosticaba en primavera.
Con este dato supera en más de tres puntos al PSOE, que obtendría un 24,9% de los votos, seis décimas más que en el anterior sondeo del CIS, hecho público tres semanas antes de la celebración de los comicios municipales y autonómicos.
Entre PP y PSOE no hay mucha distancia, pero sí la suficiente como para que en Génova y en Moncloa se argumente que los ciudadanos empiezan a reconocer los resultados de la gestión económica de Rajoy y establezcan la diferencia con el estado en que quedó el país al término del mandato de Zapatero.
El segundo mensaje trascendente que se desprende del barómetro es el que apunta al desinfle de las dos fuerzas emergentes. El descenso de ambas en cuanto a perspectivas de voto coincide milimétricamente con el ascenso registrado por los partidos tradicionales.
Así, el incremento de 2,6 puntos en las previsiones populares se corresponde una caída de 2,7 en las perspectivas de la formación liderada por Albert Rivera. Y el aumento de seis décimas en los pronósticos del PSOE corre en paralelo al descenso de 0,8 puntos en las aspiraciones de Pablo Iglesias.
No obstante, desde principios de año la caída de Podemos es mucho más pronunciada. En el barómetro del CIS del pasado enero, la formación de Iglesias alcanzaba una estimación de voto del 23,9% y superaba al PSOE. Fue su mejor dato. Desde entonces se ha dejado 8,2 puntos y ahora se sitúa a más de nueve de los socialistas.
La encuesta del CIS se realizó en los primeros 10 días de julio, en plena crisis de Grecia y justo después de los comicios autonómicos y locales, cuando ya se conocían la mayor parte de los pactos postelectorales, firmados fundamentalmente entre PSOE y Podemos. Acuerdos que finalmente han permitido que los socialistas accedan a la Presidencia de las comunidades de Castilla-La Mancha, Extremadura, Baleares, Comunidad Valenciana y Asturias, en tanto que la abstención del PSOE ha hecho posible que las llamadas candidaturas de unidad popular, en las que participaba Podemos, se hayan hecho con alcaldías de primer nivel.
Estos pactos, a la postre, no parecen por el momento haber elevado la consideración de sus protagonistas entre los electores. Cuando se pregunta a los encuestados sobre el color de gobierno que preferirían para la nación, siempre y cuando ninguna fuerza lograra la mayoría absoluta, la opción que más adeptos consigue es la que dibuja una alianza entre el PSOE y Podemos; sin embargo cuando toca pronosticar qué partido conseguirá la victoria, los ciudadanos señalan con claridad al PP.
La inclinación por un Gobierno de centro izquierda resulta coherente con el hecho de que la mayoría de los encuestados se autodefina claramente como afín a una ideología progresista, en la que los socialistas aportarían la filosofía más moderada y el partido de Iglesias añadiría gotas de una cierta radicalidad.
En cualquier caso, el PP, de acuerdo con el sondeo, sería de nuevo la fuerza más votada y ello a pesar de que su líder, Mariano Rajoy, sigue a la cola de valoración de las figuras políticas. Sin embargo, pese a esta primera posición que se le vaticina al PP, de la encuesta se desprende que hay dos bloques prácticamente empatados: uno de derechas conformado por una hipotética alianza PP-Ciudadanos, y otro de izquierdas constituido por PSOE-Podemos.
Llegado el caso, éste último tendría más opciones de sumar el apoyo de fuerzas minoritarias para romper la situación de tablas y ocupar La Moncloa. Ahí está, por ejemplo, el 3,7% en intención de voto que se le pronostica a Izquierda Unida.
En la recuperación del PP parece influir decisivamente la nueva perspectiva económica, considerablemente más positiva que la que afrontaba el país a finales de 2011. La preocupación por los altos niveles de desempleo que registra España y por la situación todavía precaria que muchos votantes perciben sigue siendo notable, pero menor a la que se registraba hace sólo unos meses.
En este sentido se explica el interés del Gobierno por presentar e incluso aprobar antes de la disolución de las Cortes unos Presupuestos para 2016 en los que empieza a resarcirse a los ciudadanos de al menos una parte de los sacrificios que han padecido durante la legislatura.
El cambio de percepción respecto a la situación del país es todavía muy leve. El paro sigue siendo el problema que más preocupa a los ciudadanos, pero ya son casi uno de cada tres (27,6%) los que afirman que dentro de un año la economía estará mejor que en la actualidad, un 78% los que se muestran convencidos de que mantendrán su puesto de trabajo durante los próximos 12 meses y, entre los que se encuentran en situación de desempleo, un 37% cree bastante probable que encontrará trabajo en breve plazo.
La tarta de la representación política se repartirá mayoritariamente entre las cuatro fuerzas mencionadas. El resto de partidos tendrá, según el sondeo, una presencia muy pequeña que en ninguno de los casos alcanzará el 5% de los votos.
IU podría conseguir un 3,7%, un punto menos de lo que se le pronosticaba en el CIS del mes de abril. A todas luces la irrupción de Podemos, aun encontrándose a la baja, ha mermado drásticamente las opciones de la formación clásica de la izquierda.
UPyD continúa por su parte en caída libre. Si en primavera acariciaba una perspectiva de voto del 1,9%, ahora registra una pérdida de casi un tercio de su ya magra bolsa de seguidores y se sitúa en el 1,3%, al borde de la desaparición.
Los partidos nacionalistas se anotan subidas muy leves, de apenas una o dos décimas, salvo el PNV, que escala más de medio punto, Compromís-Equo que sube cuatro décimas y Geroa Bai, otro tanto.
Continúa la preocupación por la economía
La recuperación económica que luce a diario el Gobierno, con las previsiones de crecimiento y los datos del descenso del desempleo, aún está lejos de reflejarse en la opinión de los ciudadanos, aunque haya pequeñas mejoras en la percepción general. El 78,8% de los españoles sigue situando el paro como el principal problema del país, seguido de la corrupción y el fraude (43,7%) y de los problemas de índole económica (25%), según recoge el último barómetro del CIS, presentado ayer.
Comparados estos datos con los del barómetro de abril, todos descienden. Así, la preocupación por la corrupción y el fraude cae un 4,9%, la del paro un 2,7% y la de los problemas económicos un 1,9%.
Preguntados por la situación económica, el 41,2% de los encuestados sostiene que es mala, seguidos por los que consideran que es regular (28,8%) y los que la tildan de muy mala (25,8%). Un escaso 3,5% la valora como buena y sólo el 0,2% dice que es muy buena.Respecto a abril, baja ligeramente el número de personas que ve la situación económica como mala o muy mala y sube en la misma medida la cifra de quienes la ven regular o buena-muy buena.
Mientras, quienes vaticinan que la economía mejorará en el próximo año son el 27,6%, en contra de la posición de los que creen que irá a peor (14,5%) y los que consideran que permanecerá sin cambios (42,2%). Asimismo, un 21,5% defiende que ha mejorado respecto a 2014, un 51,5% dice que continúa igual y un 25,9% asegura que ha empeorado.
La situación política también genera desconcierto entre los españoles: para el 36% es mala y para el 31,1% muy mala. Un 26,1% responde que es regular y un reducido 3,6%, seguido de un ínfimo 0,2%, sostienen que es buena o muy buena, respectivamente.
Un 23,6% cree que la situación mejorará en 2016 y un 36,7% que seguirá igual, mientras que un 17,4% no cree en la regeneración al considerar que empeorará. Los españoles que apostaban por la mejoría en el barómetro de abril eran un 22,1% y los que consideraban que empeoraría un 14,7%, por lo que ambas posturas en el último CIS han aumentado.
Respecto al año anterior, un 55,4% considera que el estado de la política actual permanece inmóvil. Un 10,5% defiende la mejora (frente al 7,8% de abril) y un 30,3% sostiene que ha empeorado.