IÑAKI EZKERRA-EL CORREO
- El mismo Gobierno que cierra bares no hará nada con las ‘manifas’ del 8-M
El PNV y Bildu quieren una ley vasca antipandemias que blinde jurídicamente las restricciones que el Gobierno de Lakua le imponga al sector hostelero; una ley que respete las particularidades históricas, virológicas y despóticas de Euskal Herria. El detonante de la brillante iniciativa ha sido el fallo que emitió el Tribunal Superior el 9 de febrero contra el cierre de bares y restaurantes que afectaba a las tres capitales vascas y a 81 pueblos. Urkullu ha reaccionado ante esa sentencia como reaccionó Illa el 8 de octubre cuando la Justicia tumbó el cierre de Madrid que él había impuesto. Al día siguiente el entonces ministro de Sanidad decretó el estado de alarma con el mismo estilo airado con el que ahora el lehendakari ha anunciado esa pintoresca ley. Ante las decisiones de los jueces, a algunos se les hincha la vena del cuello de un modo que no se les hincha cuando el populismo feminista reclama no ya la reapertura hostelera, sino una literal reedición de las catastróficas manifestaciones del pasado 8-M.
Contra toda lógica, el mismo Gabinete gubernamental que no quiere que se sirva ni un menú ni un vino en territorio vasco y que hoy tiene que conformarse a regañadientes con impedirlo a partir de las ocho de la tarde; el mismo Ejecutivo bicolor al que no le tiembla la mano por mantener las más severas restricciones de todo el Estado a los ciudadanos (desde el toque de queda a las diez a la prohibición de reuniones privadas de más de cuatro miembros), no va a hacer nada para impedir las ‘manifas’ de un movimiento feminista autóctono que llama a «agrietar el sistema», como tampoco lo va a hacer el Gobierno de Sánchez en el resto de España. Aquí no hay especificidad vasca que valga. Aquí la libertad de expresión está por encima de la salud y de la propia economía de mercado. Aquí el derecho de reunión, que se les niega a las familias, se le respeta a un activismo incivil que a la hora de la verdad no va a agrietar ningún sistema que no sea el inmunológico y el respiratorio de los que se contagien por su culpa.
Una ley vasca antipandemias. Esto es lo que Euskadi necesita. Otegi ha puesto el dedo en la llaga cuando ha dicho que quiere que sea «una ley soberana vasca». Me parece normal dado que nos enfrentamos a una modalidad autóctona del patógeno que es de un soberanismo que deja corta a la cepa inglesa. La cepa vasca, el Boinavirus, es el gudari de los virus. Es la Kobid Sexta Asamblea, la rama militar de la pandemia, un bicho terrible contra el que no hay vacunas. Yo creo que a los médicos hay que echarlos del País Vasco, como lo que son: cuerpos represivos que solo generan una dinámica de acción-reacción del virus. Aquí lo que hace falta es un mediador.