El califato terrorista

HERMANN TERTSCH, ABC – 14/06/14

· La región puede acabar convirtiéndose en un califato terrorista desde el Mediterráneo hasta Bagdad.

Ahora ya sólo Alá puede salvar a Irak de los guerreros de Alá. A esa conclusión ha llegado la máxima autoridad religiosa chií del país, Alí al Sistani, al ver lo inútiles que son los llamamientos del poder terrenal representado por el primer ministro chií Kamal al Maliki. Con el ejército iraquí en rápida descomposición y la población suní en abierto apoyo a las fuerzas yihadistas del EIIL, Al Sistani ha llamado a todo hombre capaz a defender con las armas Irak y los sagrados lugares del chiísmo. Es su deber sagrado, ha proclamado el ayatolá chií, ante la amenaza del ejército de miles de soldados suníes fanáticos y suicidas llegados de decenas de países a la guerra de Siria y ahora avanzan triunfantes por Irak sin encontrar resistencia.

El colapso del Estado iraquí puede así acelerarse. El llamamiento de Al Sistani agudizará sin duda el enfrentamiento sectario. Pero este colapso vertiginoso es también el colapso de la estrategia de Obama de entrar en la historia como el presidente bueno que eliminó las consecuencias del presidente malo, George W. Bush. La ansiedad manifiesta de Obama de salir de todos los lugares en los que EE.UU. entró en conflicto durante el mandato de su antecesor, le ha jugado finalmente la peor jugada posible. Obama pareció haber aprendido de un presidente de gobierno español ese lema de hacer las cosas «como sea». Y así fue como se salió de Irak. Así es como está saliendo de Afganistan. Y así es como en los próximos días, meses y años, la realidad se vengará del populismo buenista.

Desde Washington, Obama se ve ya obligado a asegurar a sus conciudadanos que no volverá a mandar tropas norteamericanas a desplegarse por Irak. Porque lo que no puede ya negar es que en los próximos días se tendrá que volver a implicar militarmente allí y quizás de forma masiva, para intentar evitar que toda la región se convierta en un campo de batalla o una inmensa bomba de relojería con un califato terrorista desde el Mediterráneo hasta Bagdad, de momento. Con un resultado muy incierto.

Todo se mueve en sorprendentes cabriolas estratégicas. Porque de repente Irán, que moviliza a su Guardia Revolucionaria en su frontera con Irak por si tiene que ayudar a los hermanos chiítas del gobierno Maliki, se convierte en aliado objetivo del Satán de EEUU. Y Arabia Saudí que ha armado y financiado a los yihadistas para entrar en Siria, ve que el régimen de Assad no ha caído pero sus fanáticos provocan extrañas en incómodas alianzas. Nadie sabe si arderá la región. Todos saben que cada vez hay más posibilidades de que así sea. Y todos ven que las debilidades de Washington en Siria y sus huidas de los lugares de conflicto son un fracaso cuya venganza tendrá un coste apenas hoy calculable.

HERMANN TERTSCH, ABC – 14/06/14