Juan Mari Gastaca, EL PAÍS, 15/10/12
La izquierda abertzale ha exprimido mejor que nadie el victimismo como rédito electoral. De hecho, es una probabilidad tan frecuentada que sus rivales políticos siempre temen que se acabe produciendo. Por eso ahora que Prisiones ha decidido castigar a Arnaldo Otegi por decir lo que piensa en un vídeo desde el patio de la cárcel donde está interno, partidos como el PNV temen por experiencia que la sanción impulsará las expectativas de EH Bildu ante el 21-O.
En Euskadi, el discurso de Otegi durante el mitin de la coalición soberanista era una sorpresa esperada. Incluso hasta la Policía contaba con ello porque los organizadores alimentaron intencionadamente la expectactiva mediática como acostumbran a hacer con reconocida habilidad. El mensaje del guía espiritual de la izquierda radical supone todo un guiño sentimental para retroalimentar el ansia reivindicativa de miles de enfervorecidos seguidores. Por eso, cuando el Estado reacciona rápidamente con la ley en la mano para sancionar un vídeo sin estribillos descollantes para la generalidad de la sociedad vasca, desde EH Bildu se frotan las manos. Es la manera más directa para consolidar en el electoradoabertzale la razón de su voto independentista y, de paso, alterar las conciencias de varios puñados de indecisos.
Indudablemente que la ley está para ser cumplida. De ahí la responsabilidad contraída al penalizar la alocución de un preso. Por eso resulta imposible de sostener jurídicamente que la supuesta incidencia en la voluntad de un puñado de votos fuera capaz de impedir actuaciones propias de un Estado de Derecho. Ahora bien, en un escenario político como el vasco, donde se ha asociado por su evidencia la relación directa entre la apuesta personal de Otegi y el giro de la izquierda abertzale hacia las vías democráticas, decisiones como la incomunicación dictada se antojan difíciles de asumir. En el fondo de sus palabras, ¿acaso no ha jugado durante años el exportavoz de la antigua Batasuna con mensajes más hirientes para un futuro en paz que el vídeo del pasado sábado en el mitin de EH Bildu?
Desde las opciones democráticas en Euskadi, siempre se han procurado evitar decisiones jurídicas y policiales que propiciaran el victimismo de las distintas marcas electorales abertzales. Bien es cierto que sin demasiado éxito. Y precisamente ahora, cuando los sondeos del 21-O predicen un acotado mano a mano entre el PNV y EH Bildu, Otegi pone la trampa para que el Estado le responda con la ley en la mano.
Aunque arropados por unas previsiones unánimes que le acercan al triunfo en las urnas, los nacionalistas lamentan la decisión final de Prisiones porque, lógicamente, ya contaban con la estrategia de los abertzales, volcados como están en polarizar la campaña sobre la necesidad de independizarse de un Estado que no reconoce la libertad de expresión. Es entonces cuando, una vez más, vuelven a aclamar como víctima a Otegi.
Juan Mari Gastaca, EL PAÍS, 15/10/12