Debe haber alguna explicación que nos ilumine sobre la visita del Presidente a Barcelona y más aún sobre el contraste entre el recibimiento por los estamentos catalanes y el silencio informativo en el resto de España. Nada es casual y menos en política. Los encargados del bombo lo pusieron en modo avión para que su eco sólo se escuchara donde sabían que iba a ser bien recibido.
Pedro Sánchez pasó todo el lunes en Barcelona en sesiones de mañana y tarde, y a más de un autóctono le recordó aquellas visitas esporádicas del Generalísimo, que tenían su ritual, sus sermones, sus conciliábulos y hasta sus modos y maneras de exhibir el poder. Aquel era un Dictador, éste es el Puto Amo; hay muchas diferencias y también algunas similitudes. Lo entendieron perfectamente los del bombo y supieron organizarlo para que no sobresaliera en los No-Dos informativos, pero sí alcanzara a quienes estaban interesados en sacarle partido a la visita. Discreción hacia la península, satisfacción en los círculos catalanes.
Nada de cabalgada con la Guardia Mora por la Diagonal y exultantes gritos del personal adicto a pie de calle. Con 800 asesores bien se podría formar una nutrida caballería, pero hoy día los protectores del Mando llevan americana y en ocasiones hasta corbata; tampoco van a la hípica si no es para chalanear. Lo cierto es que se emplearon a fondo en la visita del Amo a Barcelona.
Primero había que respaldar al flamante President de la Generalitat y eso un Líder lo puede hacer poniéndole a su lado en las citas señaladas; con eso basta. Podría haber dicho «Este es mi hombre», aunque no fue menester porque habría que añadir «sobre esa piedra construyo mi Iglesia«, o mi gobierno, que vienen a ser lo mismo. Sin ese Salvador Illa, que lo tiene todo como salvador y como isla (illa, en catalán), se desmoronaría el trampantojo. El gobierno del Estado, el de la Generalitat y hasta la alcaldía de Barcelona, dependen de Esquerra Republicana o Junts, cuando no de los dos. ¡Cómo no va a visitar la Ciudad Condal el caudillo!
No es casual que el Amo viniera el día antes del aniversario. Todo está perdonado y en trance de ser olvidado
Por la mañana visita a los Cuarteles delegados, con presencia de las autoridades en pase de revista. Consigna: ponerlos a tono, discursear y encarecer la misión que tienen encomendada, ahora denominada «encontrar soluciones creativas». Siguiendo la estela del Generalísimo visitó, junto al alcalde Collboni y la ministra del ramo, una promoción de 72 viviendas públicas “de alquiler asequible” en el extrarradio, ¡72! que supuestamente llevan entregadas desde junio. Como ya no hay No-Do, la foto del evento fue trasmitida por la agencia oficial Efe y se hizo viral en el bombo adicto; la publicó El País. Era lunes, el último de septiembre, pero al día siguiente venía el 1º de Octubre, fecha ancilar del Independentismo, el día que se atrevieron a cambiar la historia de España durante un minuto. No es casual que el Amo viniera el día antes del aniversario. Todo está perdonado y en trance de ser olvidado.
Esa misma mañana llamó el expresident Puigdemont al president Illa desde Waterloo -«ni confirmada ni desmentida»; es decir, que la hubo- y no sería para felicitarse mutuamente. Nadie preguntó nada, porque en Cataluña desde hace mucho tiempo nadie pregunta nada. «No hay suficientes gomas de borrar para hacer desaparecer el día más trascendente de la historia reciente de Cataluña» (Puigdemont-Josep Rull). Respuesta oficial de la Generalitat: «No tiene opinión sobre el 1º de Octubre de 2017» (sic).
Aquí no pasó nada, porque nunca pasa nada que exija una explicación. Lo expresa con su descarada impavidez el barómetro Roca Junyent: “ya no hay proyectos posibles del 50,1% contra el 49,9%”. Lo que no se traduce en la inexistencia de otros planes, solo que no sabemos cuáles. A eso dedicó el Amo el almuerzo con el Círculo de Economía, el lobby catalanista de la plastilina; se adaptan a todo y le ponen un señuelo de modernidad humanística cuando toca a sus intereses más vulgares. Entre plato y plato hubo entusiasmo compartido por la “financiación singular”; risas e ironías sobre si se trata de “un cupo” o de “una capa”, pero en un ambiente de “soluciones creativas” bajo el mantra general de “la falta de respeto a los catalanes”, que ya apuntó el delegado Illa. Preparados todos porque tenemos una campaña en puertas sobre la “catalanofobia”. ¡Atención a los tambores! Al ágape asistió el plenario de la Junta Directiva, salvo dos que justificaron su ausencia por que les pilló de viaje («no fuera a pensar el Presidente que…»). «En el encuentro se trataron temas como el modelo de financiación, la situación económica del mundo, de Europa, de España y de Cataluña». Un baño de cosmopolitismo. ¿Qué hay de lo mío?
Para terminar la Festa Major un espectacular recibimiento en el diario señero de la catalanidad –La Vanguardia- con reparto de premios, actuación artística y pródigo cocktail de tardeo tras los discursos. No faltaba nadie de quien es algo en Barcelona. El grupo mediático del Conde de Godó convocó a rebato. Empresarios y ejecutivos de las más reputadas marcas financieras e industriales, exultantes por la oportunidad que se les ofrecía de codearse con el Amo y no seguir empecinados en su irremediable decadencia. No falto ni uno reseñable, incluido Jordi Pujol; después de haber sido indultado personalmente por Salvador Illa ha recobrado la color y hasta la satisfacción; percibe que una parte de la sociedad le añora sin disimulos. Viudo, viejo y delincuente confeso; ajado y respetado Padrino.
A destacar las intervenciones del Amo, del Delegado y de su ahora fidelísimo trasmisor Javier Godó, conde de lo mismo. Salvador Illa confirmó sus dotes de intermediario entre poderes, alabando al Anfitrión: «Necesitamos proteger el buen periodismo«. Afirmación con su punto de sarcasmo porque todos los presentes estaban en el secreto de a qué se denomina “proteger” y qué se entiende por «buen periodismo». Lo confirmó el Conde en su media lengua, «La Vanguardia sigue siendo un espejo de la ciudad», y lo enmarcó el Presidente más presidente de todos los Presidentes: «Para que la barbarie no triunfe es vital una prensa libre y comprometida como la que representa La Vanguardia«.
Fíjense si era importante la visita a Barcelona que en las primeras filas del acto estaban: la vicepresidenta Yolanda Díaz, la del Congreso Francina Armengol, el ministro de Industria Josep Hereu, las máximas autoridades de Cataluña y los ex Presidents de la Generalitat Artur Mas, Pere Aragonés y Jordi Pujol. Bien se puede decir, como antaño, que fue el encuentro de un caudillo con sus agradecidos súbditos.