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La victoria principal del terrorismo es que el proyecto político totalitario por el que se hizo no ha quedado cuestionado. Y su trayectoria criminal se ha saldado sin condena social. Y que el miedo a exponer críticas al nacionalismo y la actividad terrorista que animó está inoculado, y está presente y se percibe en que sólo su simbología es la que aún socialmente se enseñorea y no es cuestionada.
Toda percepción muestra una realidad que define que su teórica derrota tiene una percepción equívoca. Tener que abandonar la práctica del asesinato y la acción criminal de extorsines y amenazas, operativamente estaba ya casi acabada con la acción del Estado al amparo legal de la «Ley de la defensa de las libertades y contra el terrorismo».
Reitero ,frente a dudas y discusiones, que una liturgia formal de certificacón de derrota, fue la que propusieron, mediante negociación, los supuestos derrotados . Donde se escenificó su contento y la tristeza de las asociaciones de vítimas. Esa misma liturgia cuestionan la versión oficial de la «derrota».
El ensayo » La derrota de los vencedores» de Rogelio Alonso. Ensayo que el difunto Joseba Arregi(DEP) sugería a algún miembro del «Memorial de Victimas del terrorismo» delante de mí, en la puertas del Hotel Abando de Bilbao,ofrece un soporte argumental muy elaborado, para entender a dónde hemos llegado de verdad.
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