Javier Elorrieta-Editores

Bueno, he aquí una reflexión de quien fue el asesor, quizás el más próximo, a quien llegó a lehendakari por generosidad de aquellos a los que despreciaba más que a los que asesinaban compañeros de él, de Patxi López.

Andoni Unzalu es un tipo que me cae bien, cuando expone criterios que se perciben reales y razonables. Pero lo hace desde que dejó de ser institucionalmente el «asesor y acompañante» de Patxi López. Tal vez hubiera sido mejor «vasallo si hubiera tenido buen señor».

Pero aquello poco dio de sí. Aunque, a pesar de la inmensa fortuna que se viene gastando en las absurdas políticas lingüísticas, debiera haberse ahorrado el coste de las clases de euskera de Patxi López.

Unzalu, que es euskaldun, debería saber, que aquellas clases serían inútiles. Al fin y al cabo, jamás en la historia se ha hecho un Consejo de Gobierno Vasco en euskera, Con Patxi López de Lehendakari intentarlo sería muy gracioso.

Ciertamente la política general del PSE, depende de la política general que marque el PSOE. Y es plausible que la degeneración del PSOE fue la que marcó la del PSE. En cambio, en la degeneración del PSOE si influyó el PSC, que le llevó a traicionar la perspectiva de alternancia constitucionalista y los pactos de estado en el País Vasco.

Lo viví con cercanía, pues fui al Parlamento vasco en las listas del PSE, en calidad de independiente por un proyecto que se alteró (forma suave de definir «traicionó») en la aciaga legislatura en la que ETA asesinaba a la oposición y además estaba en el Parlamento.

A pesar de ser la época en la que en las circunstancias más atroces se dieron, se estuvo a punto de ganar electoralmente al nacionalismo institucional y al terrorista, hecho frente tras el acuerdo ETA-PNV-EA .Lo que acabó con el apartamiento de Nicolás Redondo. Y comenzó lo que vengo definiendo como la degeneración del PSOE. Y que ha llegado, tras ZP, al estado horroroso actual del Sanchismo.

Aunque algunos duden, o no se lo crean. Allí empezó la degeneración del PSOE, en su conjunto. Aunque ciertamente el papel de Maragall, que aterrizó en el Parlamento Vasco con una decena de diputados, entre los cuales estaba Iceta, contribuyó, como el propio ZP nos confesó en un encuentro en Madrid, en la alteración de los pactos de estado y la rúbrica de ese billete hacia la degeneración democrática que fue el ignominoso Pacto del Tinell.

Sin entrar en la valoración del personaje de Patxi López. Un personaje gris, aunque probablemente el hombre con más suerte en la tómbola de la política de la partitocracia española. Al que le ha tocado siempre la botella, el coco, y la muñeca «chochona» con una sola papeleta, la de no tener más criterio político que permanecer y ser sólo «del partido», haga lo que haga y diga lo que diga, quien mande en cada momento. Porque él tampoco sabe lo que es una nación. No sólo Sánchez.

No se pierdan el resto de artículos. Gorka Maneiro, que también es de «El Paisito» también está, a mi juicio, atinado.