Miquel Giménez-Vozpópuli
No se devanen los sesos buscando cómo definir el Gobierno de Sánchez e Iglesias. La que mejor me parece es que son el coño de la Bernarda
Con esta moda terriblemente cursi de hablar en femenino, a la pseudo izquierda ganguista y aprovechategui no debería parecerle mal que se la califique también en femenino: son el coño de la Bernarda. Esta expresión de castellano recio, de las que nos gustan y complacen, define todo aquello que es barullo, lío, caos. Es de uso común, porque, gracias a Dios, la gente de la calle emplea las frases y refranes de toda la vida, sin preocuparse por los censores de turno, siempre más atentos al género que al contenido. Insaciables devoradores de mijo, lechugas marchitas y otros inventos que cargue el Diablo con ellos, sus anemias corporales son también intelectuales.
Pero coño de la Bernarda hemos escrito y repetimos, puesto que eso es este gobierno que ahora pacta la prórroga con Arrimadas para, acabada la sesión, decir que ha llegado con Bildu a un acuerdo para derogar la reforma Laboral. al rato, ¡oh, sorpresa!, emite un comunicado en el que rectifican. Raudos y veloces, en Podemos aseguran que eso ya lo pactaron con Sánchez, mientras que la siniestra Bildu se empecina en apuntarse el tanto. La ministra Calviño monta en cólera y la que dice ser y llamarse Adriana Lastra, chaquetilla vaquera desastrada y combinaciones textiles imposibles, ve cómo una negra nube se posa sobre su cabecita, porque el mismo gobierno esparce el rumor de que pactó ella por su cuenta y riesgo.
No me dirán que no es el coño de la Bernarda, aunque no sepamos quién fue aquella Bernarda de la que emana la frase. Hay versiones para todos los gustos: que si fue una santera que curaba a personas en la Granada del siglo XVI, que si curaba animales y vivió en Ciudad Real, que si, vinculada con San Isidro Labrador, tras su muerte y exhumación, solo le quedó incorrupto el coño, e incluso hay quien la reclama morisca e hija del rey Aben Humeya, lo que ya es reclamar. La versión más aceptada es que Bernarda fue una prostituta de éxito notabilísimo entre el varonil elemento, ubicándola bien en la guerra del Rif, bien en la Sierra de Sevilla. Lean La parábola de Carmen la Reina de don Manuel Talens, que, si bien no les aclarará el origen, es divertido. Esto lo sabemos merced a Alfred López y su blog Ya está el listo que todo lo sabe, lo que consignamos a fuer de honestos.
Coño de la Bernarda es la televisión pública, que más de trescientos mil autónomos cerrarán su negocio antes de fin de año, coño de la Bernarda es que los ERTE no se estén pagando con prontitud»
Pero esta pequeña excursión histórica no despeja el dilema del actual gobierno. Si es, y lo tenemos por cierto y demostrado hasta la saciedad, el coño de la Bernarda, ¿quién sería Bernarda? Ítem más, ¿de qué coño estaríamos hablando? Porque, indiscutiblemente, coño de la Bernarda es el troleo de Sánchez con sus aliados, y coño de la Bernarda es que la CEOE haya suspendido el diálogo con el Gobierno tras su acuerdo con Bildu, o que los sindicatos se hayan quedado más mudos que uno del Barça en un homenaje a Santiago Bernabéu.
Coño de la Bernarda es que ERC se mosquee con Sánchez mientras se mata con su socio neo convergente, que la justicia le diga a Sánchez que no puede prohibir manifestaciones en su contra. Coño de la Bernarda son los contumaces contratos de Interior con el empresario que aparece en los Papeles de Panamá, los muchos días que Sanidad no publica los nuevos contratos en compras de material, que los abogados le hayan dicho al jefe del estado que hay que reactivar la justicia inmediatamente o que sigamos sin conocer por que pasa de fase esta autonomía sí y la otra no.
Coño de la Bernarda es la televisión pública, coño de la Bernarda es que más de trescientos mil autónomos cerrarán su negocio antes de fin de año, coño de la Bernarda es que los ERTE no se estén pagando con prontitud o que, en medio de este dislate, Pablo Iglesias vuelva a pedir el indulto para los presos separatistas. Toda la política de Sánchez se ha convertido en un enorme, en un gigantesco coño de la Bernarda sin que nada indique que vaya a remediarse.
No me extrañaría que, si aceptasen la definición, centrasen el debate acerca de si el coño ha de estar cuidadosamente depilado o, por el contrario, debe mantenerse salvajemente piloso, como reivindican las radicales feministas, que sabido es que la depilación, bien a la cera, bien con láser, es de gente cayetana y de derechas.
Y que nadie crea que mezclar gobiernos y coños es asunto baladí. Recuerden lo que le dijo Don Alfonso XII en su lecho de muerte a Doña María Cristina, su esposa: “Crista, tú, de Cánovas a Sagasta, de Sagasta a Cánovas, y el coño bien guardado”.
¡Coño con Don Alfonso!