EL MUNDO – 19/12/15
· Los cinco miembros con derecho a veto en el Consejo de Seguridad de la ONU –EEUU, China, Rusia, Francia y Gran Bretaña– aprobaron ayer en Nueva York una resolución para iniciar un proceso de paz en Siria, por primera vez en casi cinco años de guerra.
· El compromiso refrenda el plan pactado en Viena para crear un Gobierno de transición y solicita, «a todas las partes, el cese de todo ataque contra objetivos civiles».
Ministros de Exteriores de 17 países, organizados en el llamado Grupo de Soporte de Siria, se habían encontrado en Estados Unidos para mirar cómo avanzar en el plan de paz propuesto por la ONU. La hoja de ruta, marcada ya en unos encuentros recientes en Viena, establecía la declaración de una serie de altos al fuego, un diálogo entre Gobierno sirio y oposición, a partir del mes que viene, y la celebración de elecciones en un plazo de 18 meses.
El éxito de ayer contrasta con las pésimas expectativas previas. El enviado de Naciones Unidas para la crisis de Siria, Staffan de Mistura, ha trabajado durante meses en la consecución de altos al fuego locales como el que la semana pasada se firmó en la ciudad de Homs. Sin embargo, para muchos sectores de la oposición, la tregua de Homs era más una derrota de los alzados que un pacto de equidad, ya que no garantizaba el cumplimiento de algunas de sus demandas.
El Consejo de Seguridad votó por unanimidad eel texto de la resolución, la primera en casi cinco años de guerra en el país árabe. Durante los últimos días, Rusia y EEUU habían tratado de acercar posturas, aunque ayer el presidente estadounidense, Barack Obama, volvió a ratificar que Asad está «deslegitimado» para gobernar y opinó que «va a tener que irse para que se detenga la sangría en su país». En su última conferencia de prensa del año, Obama fue más allá y aseguró que mientras Asad fuera presidente, «Siria no tendrá estabilidad» y reiteró que mantener en el poder a Asad convertiría a Estados Unidos aún más en objetivo del terrorismo yihadista: «No decir nada ante un líder autoritario que mata a sus propios ciudadanos es contrario a lo que somos y a nuestros intereses. Eso nos haría más un objetivo». La continuidad de Asad en el poder es la principal discrepancia con Rusia.
«Mientras el pueblo no se sienta representado por sus gobiernos, sólo lograrás una insurgencia constante que durará hasta que no consigas una solución política», explica a la cadena Al Yazira Jessica Ashooh, analista del Atlantic Council. La cerrazón damascena tiene su contrapeso en la caótica oposición armada. Tras reunirse la semana pasada en Riad en busca de una postura común, esta resultó ayer en la negativa frontal de estos a aceptar a Asad en el poder.
Entre las filas disidentes, después de casi cinco años de una guerra que se ha llevado más de 126.000 vidas –la mayoría por bombardeos aéreos de las fuerzas leales a Asad–, reina el escepticismo. Con más motivo, porque en el texto pactado ayer no se hablaba del futuro del dictador. La resolución se limita a llamar a unas «negociaciones formales sobre un proceso de transición política de manera urgente», sin entrar a hablar de actores específicos.
«Asad y su Gobierno no deben estar en el poder, el período transicional debe hacerse sin él y debe ser juzgado por sus crímenes», aseguró ayer Riad Hijab, ex primer ministro sirio huido en 2012. Las exigencias de la oposición han tenido poco eco últimamente en la comunidad internacional, más interesada en intentar erradicar el autodenominado Estado Islámico (IS en siglas en inglés) que en afrontar el destino de Asad, a quien la oposición ve como causa del Estado Islámico.
Al mismo tiempo, no obstante, la oposición tampoco encuentra su sitio. La Coalición Nacional Siria, a la que Occidente ve como la principal portavoz de la disidencia al régimen, patrocina el llamado Ejército Libre de Siria (ELS). Pero el auge de grupos de corte islamista sobre el terreno, algunos de ellos aliados con la yihadista Al Qaeda, ha debilitado la fuerza del ELS y perjudicado su imagen exterior. A ello contribuye el apoyo de Rusia a las fuerzas pro Asad.
La semana pasada, más de 100 representantes de grupos armados alzados se reunieron en Arabia Saudí, en el mayor encuentro de este tipo desde el inicio de la guerra. Ni el IS ni el Frente Nusra, brazo de Al Qaeda en Siria, tuvieron sitio en Riad. El ultraconservador Ahrar ash Sham, presente, discrepó enérgicamente de lo pactado. Ayer Jordania, a la que se encargó listar aquellos grupos «terroristas» excluibles de toda próxima negociación, publicó su catálogo.
En esta lista, que constaba de 160 brigadas, estaba Ahrar ash Sham. Para algunos expertos, que resaltan que en las trincheras sirias suelen existir dinámicas de cooperación entre grupos armados no islamistas y otros islamistas, el aislamiento de ciertos grupos puede dificultar un entendimiento encaminado a favorecer el fin de la guerra.
EL MUNDO – 19/12/15